HISTORIAS DE ACÁ

126 años: la foto que atraviesa la gloriosa historia de Ranchillos

Un señor de bigote tupido, una niña atajándose del sol, la estación de trenes que alguna vez marcó el exilio y también el regreso, los bailes, la cerveza con los amigos, y un pedazo del tiempo que ha marcado a Carlos Cecilia, el creador de la nostalgia, en un nuevo aniversario de su lugar en el mundo.

13 Jun 2019 - 21:29

Foto de Ranchillos de antaño.

Carlos Cecilia mira la foto que tiene en las manos, la foto que ustedes los lectores ven acá arriba de estas palabras. La mira una vez, otra vez y una vez más: un hombre posa al lado de una niña, el hombre con el bigote parejo y tupido de la época, probablemente el jopo peinado al limón, la camisa blanca arremangada por el sol desprendida a la altura del pecho, todo el sol rebotándole en el pecho, el mismo sol que parece molestar a la nena mientras las vías del tren asoman por la derecha y un cartel pintado a mano indica dónde es la foto, dónde posan el hombre y la nena. Carlos Cecilia vuelve a mirar la foto y pronostica: “Miro y miro la foto. Trato de reconocerlo al muchacho y me parece que se llama Reinaldo Santucho y ella es la sobrinita”.

Reinaldo Santucho es amigo de toda la vida de Carlos Cecilia. Pero sufrió lo peor que cualquier tucumano en los 60 podría haber sufrido: el cierre del ingenio y el exilio forzado: “Se tuvo que ir Reinaldo. No le pregunté si él es el de la foto, pero estoy seguro que sí. La última vez que lo vi fue el año pasado cuando vino para el carnaval. Él se tuvo que ir con muchísimos amigos, con muchísimos tucumanos: se fueron a Buenos Aires a trabajar de lo que hiciera falta, mozo, albañilería, sobre todo la mano de obra, en esa época hacía falta mucha mano de obra. Y entre ellos se fue Reinaldo, que es el hermano del tío de mi señora, Sardafón le dicen, como una trompeta encorvada”.

Carlos Cecilia es el creador de la página Ranchillos de Antaño, el sitio donde aquellos que se fueron del pago vuelven a llorar cuando ven una foto, o hijos de aquellos que se fueron y le preguntan a sus viejos cómo era, cuándo me vas a llevar a conocer: “Vos sabés que cuando los veo venir de visita la emoción se les nota en la cara. Es la primera vez que están en Ranchillos, pero la emoción los invade. Y ni hablar de los padres, de los muchachos de mi época, de las chicas que vuelven al pago, siempre en la estación de trenes, donde todo empezaba y terminaba”.

La foto que ilustra esta nota es la que se repite en otras estaciones como Tafí Viejo, por donde hoy los jóvenes que fueron niños sienten lo mismo que aquellos años cuando se acercaba el tren. “La estación de trenes para mí es la infancia de uno. Es la niñez. Y es lo que único que queda de Ranchillos. Todo desapareció: hasta los cargaderos. La estación, la chimenea del ingenio y las palmeras es lo único que queda. Hay muchas palmeras acá. Ranchillos debería llamarse Las Palmeras”, jura Carlos Cecilia, quien heredó todas las fotos que publica en Ranchillos de Antaño de un tío que trabajó en los escritorios del ingenio y retrataba sus rincones: “Gerucho Villar se llama, ahora vende motos, tiene sucursales en otros lugares de la provincia también”.

Carlos Cecilia se mudó a San Miguel durante una época: de lunes a viernes, mientras trabajaba en la casa de pilas Varta. “Pero eso era durante las semanas nomás. Alquilaba un departamento cerca y el viernes a la noche ya volvía a Ranchillos. ¿Sabés lo que extrañaba tomar una cerveza con los amigos, pollo? Después nos íbamos a bailar a algún boliche. El club solo abría para el carnaval. Entonces nos íbamos al boliche. Hasta yo tuve un boliche: se llamaba Elite, porque es el nombre que tenía el videoclub que abrí yo en Ranchillos en el 90. Lo abrí con la indemnización de Hitachi. ¿Sabés lo que era ese videoclub? Hasta el 94 todos venían a alquilar películas. Después en el 95 llegó el cable y a la mierda el videoclub”.

Hoy cumple 126 años Ranchillos. Dice Carlos Cecilia que los resultados de las recientes elecciones influyeron en los festejos oficiales: “Ranchillos es peronista. De las 7500 personas que votaron, 5450 eligieron al candidato que ganó. Para festejar armamos una mateada tremenda en la pista de salud. Es como si fueras de camping. Uno saca la guitarra, otro ceba, suena una chacarera, y así festejamos nuestro cumpleaños. Todos juntos como siempre, juntos a pesar de que muchas cosas han cambiado. Ahora hay calles asfaltadas, casas remodeladas, muchas cosas nuevas. Pero la nostalgia se conserva, pollo. El recuerdo, la niñez, vive en todos los que hemos vivido aquí. Los que seguimos y los que vuelven, como Reinaldo Santucho y su sobrinita. Mirá qué foto”.




Carlos Cecilia brinda por su Ranchillos querido.


Pd: Esta nota está dedicada a la memoria de Pirulo Ibarra, quien supo administrar la vieja confitería Durso, emblemática de los años 60. Pirulo, gran hincha de Boca. QEPD.

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