HÉROES DEL SANTO

Oscar Aráoz, el canchero de San Martín quiere otro ascenso sobre su césped

Hace 25 años cuida el campo de juego de Ciudadela. Qué le pedía Chabay y un lujo: "Guardo el pasto de cada una de las veces que subimos a Primera".

26 Ene 2018 - 20:06

Oscar Aráoz (derecha) junto a Iván Valenzuela, su ayudante: "Es el próximo canchero de San Martín".

Aquí cada Santo tiene su ritual y Oscar Aráoz da fe de eso: desde hace 25 años se despierta todos los días a las siete de la mañana, sale de su casa en Villa Carmela y hace los 12 kilómetros hasta Ciudadela, su lugar en el mundo. Ahora tiene 46 años. Cuando empezó, a los 21, iba en bici; después se largó en la moto y ahora llega en auto. El destino no cambia y el estadio de Bolívar y Pellegrini le abre las puertas de par en par al canchero de San Martín: "Es un orgullo el trabajo que hago, conozco el campo de juego como pocos".

Todas las mañanas, Aráoz se junta con tres empleados más del club, desayunan café con leche y tortillas o, directamente, "lo que haya", le da un beso a la imagen de la Virgen, se persigna como los jugadores, pisa el césped y respira profundo: "Llegué de la mano del señor Bulacio y don Roldán. Soy de la época en que el césped se pintaba con cal. Todos los jugadores quedaban manchados. Era todo más artesanal".

Fueron dulces los años iniciales del canchero del Santo, con los ascensos a Primera y los primeros secretos junto a Nelson Chabay, el técnico de aquel inolvidable equipo con el Capo, Troitiño, Chazarreta, Unali. "Chabay venía y me decía cómo quería el césped: estudiaba a los rivales y generalmente me pedía una cancha pesada, con el césped alto. Era muy inteligente ese hombre". ¿Y ahora? "Cagna me pedía el césped cortito, cancha rápida, y con Forestello estamos buscando el equilibrio justo".

Oscar sale a la cancha y juega dos partidos: de 8 a 12 y de 13 a 17. Como entretiempo tiene una hora para almorzar. Dirá que es un trabajo que se hace con pasión o no se hace, que está contento porque el club compró nuevas máquinas, que aprendió a usar nuevos fertilizantes y agroquímicos, que el trabajo más duro de recuperación del césped se hace sobre los laterales, pero que la clave de un canchero es la paciencia: "No, no es un trabajo para cualquiera. El césped es algo vivo y hay que cuidarlo todos los días, hay que regarlo, alimentarlo, cuidarlo. El césped ideal tiene que tener dos cosas: estar bien cortadito y que sea verde, bien verde".

Hoy fue un día especial para Aráoz y su cancha: las lluvias intensas de esta semana motivaron que los dos amistosos de este sábado con Mitre se suspendieran: "La cancha está para jugar, pero el campo está blando. Si se hubieran hecho los dos partidos, necesitamos 10 días para que el pasto se recupere totalmente. Y el partido del otro domingo con Los Andes es lo más importante. Ahí nada puede fallar".

El domingo 4 de febrero se reanuda el campeonato: lo verá desde la platea o, si el árbitro lo deja, Oscar mirará el partido desde adentro, como cuando estuvo con la familia sacándose fotos para colgar el cuadrito en la pared. Esas son las cosas por las que al canchero de San Martín le gusta ser el canchero de San Martín. Esas y las que atesora de los días inolvidables: "De cada ascenso saqué un pedazo de césped y me lo llevé a mi casa. Guardo pasto de cada vez que subimos a Primera. Al césped de los ascensos los tengo en el fondo, cada uno enmarcado. Ojalá que en mayo se repita y que el jardín de la casa se agrande".

"Tiene que estar así: bien verde y cortadita", afirma Oscar Aráoz, el canchero de Ciudadela.

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