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Las historias secretas de Maradona, Bochini, el Kun Agüero, Luis Suárez y el Goyco en San Martín

Muy pocos conocen que estos nombres habitaron Ciudadela. Cuándo y cómo llegaron a vestirse con los colores del Santo y por qué sus pasos sos casi completamente olvidados.

09 Feb 2022 - 00:21

En plena época de movimientos en el mercado de pases, los hinchas suelen pedir/esperar futbolistas de renombre, jugadores cuyos apellidos impacten con solo nombrarlos. 

Algunas veces, se toma demasiado literal lo del “nombre de peso”, y se cree que con buscar familiares de buenos jugadores es suficiente. Algo así como juegan por “el apellido más que por la capacidad”.

San Martín tuvo varios casos celebres de futbolistas a los que su árbol genealógico les impulsaba la carrera más que su propias condiciones. Ahora los repasaremos uno por uno. 

El hermano

Uno de los primeros casos, y menos conocidos, fue el de Hernán Bochini, hermano menor del mismo Ricardo Bocha Bochini que se lució tantos años con la camiseta de Independiente.

De frente amplia, un poco más flaco y alto, el malo de los Bochini estuvo en Ciudadela, se entrenó en toda un pretemporada y salió en la foto del plantel que después terminó ascendiendo, pero de él no hubo novedades en cancha. No jugó nunca y son pocos los compañeros que lo recuerdan. 

Nacido en el año 1967 en Zárate, casi no hay registros de él como futbolista. Aparentemente tuvo algún paso por Armenio, pero no hay imágenes que lo comprueben. 

Dicen que jugaba de volante, que tenía calidad, que era bueno, incluso mejor que el hermano, dicen los que lo vieron, o sea casi nadie.  

Charly Bonora, historiador que tiene conocimientos profundos tanto de Independiente como de San Martín, afirma: “Estuvo solo en la pretemporada, no disputó partidos oficiales en el Santo. Jugó en Belgrano de Zárate, Defensores de Zárate y también en Italiano”. 

Hernán Bochini, cuartode los de más abajo, emepzando desde la izquierda. (Plantel del ascenso 1991/1992).

El sobrino

El caso más emblemático, sin dudas, es el de López Maradona, por varias razones. Primero porque su familiar es el más grande de todos y con él todo se magnifica. Además, porque el Dani fue, de estos casos, el que más jugó y más méritos propios tuvo. Hijo de una hermana del más grande, López Maradona se parecía fisicamente bastante a su padrino. 

Con su andar bien parecido al del tío: con los brazos tirados para atrás, sacando panza, con las medias bajas y la 10 en la espalda del Ciruja, le hacía piantar un lagrimón a más de un hincha que fantaseaba con que tuviera algo del mejor de todos. 

“Que juegue un 10% de lo que jugaba el tío”, imploraba un Ciruja desde la Pellegrini el día del debut. “Yo con un 1% me conformo”, retrucaba otro. 

Nobleza obliga, el sobrino del máximo ídolo que tuvo y tendrá el mundo, venía de tener una buena temporada en Nueva Chicago y en la previa parecía un buen refuerzo. Dos goles contra Gimnasia en un 3 a 0 contra Gimnasia de Jujuy y dos tiros libres hermosos que casi fueron gol contra Gimnasia de Concepción de Uruguay fueron sus mejores pinceladas en sus seis meses en el club. 

Daniel López Maradona no llegó a ser ni el 10% ni el 1% del Diego y, aunque mostró alguna dosis de talento, pasó con más penas que gloria por Ciudadela, quedando en el recuerdo solo por su apellido. Formó parte de un plantel plagado de “figuras”, que fueron más plagas que figuras, perdiendo casi todos los partidos y abandonando el barco a la mitad del torneo junto al entrenador Teté Quiroz. 

Daniel López Maradona, acuclillado, abajo, en el medio entre los de abajo. foto del clásico de la temporada 2000/2001.

El hermano internacional

En agosto del 2011, San Martín atravesaba tiempos tumultuoso. Tras un descenso tan inesperado como doloroso, el club buscaba conformar un plantel competitivo que le permitiera ser protagonista en el Federal A.  

Mientras algunos dirigentes renunciaban y otros se aferraban demasiado a sus cargos, lo autoconvocados vaciaban las tribunas pero llenaban las plazas para pedir elecciones. En ese contexto convulsionado llegó al club Maximiliano Suárez, hermano menor de Luis Suárez, súper estrella uruguaya. 

Maxi estuvo a prueba durante la pretemporada, y aunque casi nadie lo recuerda, en aquel momento hacía valer su apellido apelando a Luis que por entonces ya la rompía en el Liverpool y que un año antes había tenido una destacada actuación en el Mundial de Sudáfrica: “Mi hermano me habló bien de San Martín y me deseo suerte. A pesar de que no jugó en el club, conoce sobre su grandeza". 

El uruguayo que por entonces tenía 24 años, uno menos que Lucho, no convenció a Pedro Monzón que decidió no incluirlo en la lista definitiva y lo marginó del plantel. 

Hoy por hoy casi nadie conoce de su paso por el Santo, algo de lo que no hay demasiados registros fotográficos. Tras intentar quedarse en Tucumán, el menor de los Suarez llevó su fútbol al Metapán de el Salvador y luego al Universidad Q&M de República Dominicana para luego volver a su Uruguay natal. 

El hijo

Allá por el 2013, San Martín se intentaba recuperar de una crisis deportiva e institucional de la que ya hablamos más arriba. Por entonces, la Comisión Directiva encabezada por el triunvirato Garber- Sagra-Saab buscaba enderezar la nave tras la repentina renuncia de Emilio Luque.

Para eso, se buscó armar un equipo competitivo que incluía entre sus filas a algunos jugadores que al día de hoy causan más gracia que buenos recuerdos. Entre ellos, estaban el Balón de Oro del fútbol de Vietnam, Juan Ignacio Méndez y Juan Cruz Goycochea, hijo del Goyco. 

El descendiente directo del héroe del Mundial 90, llegó al club con un puñado de partidos en Yupanqui y Armenio, como curriculum destacado. 

Una vez que firmó el arquero mundialista expresó sobre su hijo: “¡Estoy súper contento! ¡Va a un grande!”.

Se desempañaba como marcador de punta por lo que no había forma de encontrarle parecido alguno en la forma de jugar a su padre. A lo largo del torneo casi no tuvo oportunidades y en los pocos minutos que disputó dejó en claro que tal vez debería haber intentado como arquero. 

Juan Cruz a la izquierda de su padre. Con esta foto era presentado por los medios en su llegada a San Martín. 

El padre

El último caso es totalmente distinto al de los demás, porque aquí no hay ni siquiera un apellido en común y porque el orden de los hechos fue al revés: primero jugó en San Martín y luego nació su hijo que fue un astro internacional. 

Hablamos de Leonel Del Castillo, padre del Kun Agüero, que en los 80 supo hacer inferiores en San Martín, equipo del cual es hincha fanático hasta el día de hoy. 

Nacido y criado en Tucumán, Leonel, llegó al club junto a un grupo de amigos del barrio, entre los que estaba Cococho Jiménez. Tras algunos años de romperla en las inferiores estuvo muy cerca de debutar, pero algunos cruces con Petrella, DT del primer equipo, lo alejaron de esa posibilidad: “¿Qué venís a dirigir acá vos que sos Decano puto?”, confesó haber dicho el propio De Castillo en una nota con eltucumano.com en la que además reveló toda su historia personal. 

Esas palabras le costaron caro y debió abandonar el club. Años después emigró a Buenos Aires, formó una familia y nació Sergio Agüero (lleva el apellido de la madre) y que más adelante se volvería una figura de primer nivel mundial, llegando a disputar tres mundiales y siendo uno de los máximos goleadores de la Selección Argentina. 

A pesar de eso, Cococho Jiménez que conoció de cerca al padre y vio jugar al hijo, sostiene al día de hoy que Del Castillo fue mejor delantero que el Kun y que podría haber llegado más lejos: “Era un crack que jugaba por todo el frente de ataque y hacía muchísimos goles”, dice. 

Leonel Del Castillo y envidente parecido al Kun Agüero, vistiendo la tradicional camiseta marca Zeus tan representativa de los años 80. 

Así, San Martín tuvo entre sus filas al Padre del Kun Agüero, a los hermanos de Bochini y Luis Suárez, al hijo de Goycochea y al sobrino de Maradona ¿Qué más querés?


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