VAMOS DE PASEO

De Tucumán a Bolivia: la odisea sobre la ruta para comprar ropa y volver a casa

Daniel lleva a amas de casa emprendedoras hasta el país limítrofe y relata en primera persona cómo son los controles y los detalles de una práctica que cada vez realizan más tucumanas y tucumanos: "Hay que sobrevivir".

11 Abr 2018 - 19:13

Aguas Blancas y Pocitos son los destinos más buscados por los tucumanos.

Son las doce de la noche cuando el auto de Daniel empieza a buscar a las mujeres que viajarán desde Tucumán hasta Aguas Blancas, en el límite del paso a Bolivia. "Siempre son mujeres, la mayoría amas de casa que se la rebuscan, dejan a sus chicos al cuidado de alguien y viajan a comprar ropa", cuenta el chofer de camiones larga distancia, que obtiene un ingreso extra con estos viajes al país limítrofe, una práctica que cada vez más tucumanas y tucumanos realizan: "Pagan 4.500 pesos cada una ida y vuelta. Es una odisea, pero el esfuerzo lo hacemos todos para sobrevivir".

El viaje en auto con Daniel al volante y las pasajeras comienza sobre la Ruta 9 a 100 ó 120 kilómetros por hora hasta Güemes. Atrás quedan Trancas y Rosario de la Frontera. Cuando la ruta se termina, nace la 34. Atrás quedan San Pedro, Ledesma y Pichanal hasta Orán, donde está Aguas Blancas. "Vamos por la 34 porque es más segura. Otros autos eligen la 5, que es más peligrosa, con muchos pozos. Además yo tengo el auto a gas y no hay estaciones de gnc sobre la 5", explica el chofer de este viaje de ida, sin mayores problemas hasta que se hacen las 6, bajan las pasajeras y él, como todos los choferes, van a descansar a un hotel exclusivo para los conductores: "Antes dormíamos en el auto, pero ahora tenemos un lugar con ducha, tele y aire acondicionado".

Mientras los choferes duermen, los pasajeros bajan y cruzan el puente para comprar ropa y bazar. "Nada de electrodomésticos", avisa. "Son dos bolsas por persona lo que pueden comprar para que nadie los moleste en el camino de vuelta. No hay un límite de compra real, depende del humor del gendarme de turno", detalla. Y agrega: "Las cosas realmente son más baratas que aquí. Un jean cuesta 300 pesos. Una docena de conjuntos deportivos los venden por 3.000 pesos. Todo es mucho más barato".

Todo lo que compren tiene que ingresar en el baúl del coche. "Si van en el techo del auto, en los controles ya saben que el auto va cargado", explica el chofer que conoce en detalle los puestos de Aguas Blancas, El Bananal, Frayle Pintado, pero los más estrictos y complicados son los de Trancas y El Naranjo: "Son los más pesados. A veces nos hacen bajar del auto y buscan cualquier cosa rara. Por teléfono estamos comunicado con los otros autos. Hay veces que nos pueden dejar tirados una noche en la ruta hasta que se despeje el camino. Son 20 mil pesos de mercadería y nadie puede sacrificar los únicos ahorros que tiene para invertir".

Cuando todo peligro pasa, las emprendedoras descargan sus compras del auto de Daniel y abren las puertas de sus casas. "Hacen ferias, venden a domicilio, se corre la bola en el barrio, algunas van a las reparticiones públicas y así se las ingenian para sobrevivir. Es una odisea, pero hay que ponerle el pecho, olvidarse de cualquier problema con los gendarmes y los policías, tener todos los papeles en regla y pelearla. Como están las cosas en estos tiempos, maestro, no queda otra".

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