FM LATUCUMANA 95.9

“Sé que valió la espera”: la historia jamás contada por el Facha Hugo Dante, el inmortal de la cumbia tucumana

A quién le dedicó su himno tropical, quién fue la persona que le puso así, cómo se cayó de un cuarto piso, cómo se recuperó de un ACV, de un covid y ahora del dengue. Qué verdaderamente pasó con El Maestro Avelino y la anécdota imperdible con el gran Don Carlos. Entrevista de colección con Oscar Mazza y Gabriel Sanzano. VIDEO

20 Abr 2023 - 21:19

Inmortal. Foto: Álvaro Simón Padrós.

¿Quién me puso El Facha? En el año 85, en Canal 8, había un programa que se llamaba Telebaile al cual nos habían invitado con Don Carlos. Yo por entonces solamente era conocido como Hugo Dante. Pero el productor de ese programa, Fernando Malmierca, me pidió: ‘Hugo, el sábado te tenés que venir distinto, con otra ropa, tenés que ser la atracción de la cámara, ¿estamos?’. Hablé con mi vieja, me compró un traje blanco impecable en Gath & Chaves y la presentadora, la Moraina dijo al aire: ‘¡Las tardes tucumanas se visten de fiesta! En el escenario toca Don Carlos, ¡pero mire esa facha! Con ustedes, ¡Hugo Dante!’ Y ya me quedó: El Facha Hugo Dante”.

Son las ocho y media de la mañana de este jueves 20 de abril cuando se abren las puertas de eltucumano/latucumana en Moreno 250. Acompañado de su esposa Melina, aquí hace el ingreso triunfal Hugo Dante Rodríguez y los timbales empiezan a sonar en el estudio del primer piso. Oscar Mazza y Gabriel Sanzano lo esperan. Son 16 escalones que con un poco de ayuda debe subir El Facha, pero los sube y acá llega con su gorra negra, las patillas al viento y el bigote negro y atusado como un recio sacado de una película de Tarantino. 

Estas calles de barrio Sur que deja atrás Hugo Dante son las mismas calles donde el pueblo tucumano comenzó a llamarlo Facha después de aquel sábado en Telebaile: “Todo el mundo me decía Facha. Yo vivía en la Banda del Río Salí, el colectivo me dejaba en la Francia, y me iba caminando por la San Martín hasta la confitería Los Dos Gordos. Recuerdo que cuando puse un pie en la San Martín, los changos ya empezaron: ‘¡Eh, Facha!’, ‘¿Dónde se arma el baile, Facha ídolo?’, ‘¡No te mueras nunca, Facha!’. Y así”.

Hablar con Hugo Dante en el banco de plaza que tenemos aquí en el patio de eltucumano puede durar por lo menos un Cinzano con soda hasta que se arme el asado. El fuego, como siempre, lo tiene él debajo, ahora de esa gorra Nike, siempre negra, siempre cumbia, pasito a pasito, 16 escalones, uno por uno, hasta que el cartel rojo se ilumine y brillen las palabras mágicas de la radio, de la 95.9: “En el aire”.

Esa pequeña dificultad al caminar que marcan hoy los pasos de Hugo Dante son el registro de las mil y un batallas que este hombre ha dejado atrás, de este hombre que fue niño y a los 9 años se cayó de un cuarto piso, que hace unos meses estuvo 19 días internado por covid, que sobrevivió a un accidente cerebro-vascular y que, como si faltara una muestra para declararlo Hugo Dante Inmortal, superó al dengue apenas días atrás.

“Cuando me agarró el ACV, mi doctor me dijo: ‘Mirá, Ñato: solo vos podés superar las cosas. Si podés hacer música, dale para adelante’. Porque a mí me cayó media res, Oscar. No podía hablar bien. Te toma la mitad del cuerpo, las manos, es una cosa terrible. Y más para mí acostumbrado a los bailes, a los ejercicios, a que iba y venía para todos lados, ¿verme paralizado en mis movimientos? Sí, claro que me veía frustrado”, relata Dante.

“Me propuse superar ese ACV. Con la ayuda de mi señora, como superé todo. Primero con el covid, con 19 días en terapia intensiva. Esa vez sí que no sabía si iba a salir porque de todos los enfermitos que estuvieron ahí, de todos ellos no salió ninguno. Yo sí. Gracias a Dios, gracias a La Providencia, gracias a la ayuda de la gente que tiraba buena onda, a las cadenas de oración, a mis hijas que con mi señora que no le sacaban el caballo de encima al doctor, y al trato que me dieron por ser conocido. Gracias a todos salí adelante”.

El diario de lucha del Facha confirma lo que Oscar Mazza sabía, pero quería constatar en vivo para la tranquilidad propia y de todos los que lo quieren: “Qué lindo es verte así, Facha”, le dice nuestro conductor, mientras Gabriel Sanzano asiente y aclara que claro conoce a Hugo Dante, que por supuesto que aquí en la redacción suenan sus compilados, que más vale que aquí las masterizaciones de Goro Figueroa son la banda sonora de las notas, que aquí las letras rojas con el fondo negro de Cumbias Tucumanas iluminan las mañanas, las tardes y algunas noches también.

Y es Gabriel quien le pregunta a Dante por el enorme Don Carlos, cuya llama sigue viva pese a su reciente adiós. Pero ya habrá tiempo para hablar del Monarca del Norte. Primero, la verdadera historia del descubridor de Hugo Dante, la historia que tiene como protagonista a un tal Abel Gómez, al Maestro Avelino, el ícono que completa esta Santísima Trinidad tropical.

“Antes de que yo entrara a la banda de Don Carlos, yo ya venía haciendo otras cosas. A mí el que me descubre en realidad es El Maestro Avelino. Yo vivía en la calle Laprida al 2200 y Avelino a mitad de cuadra. Él tenía un coro en la Iglesia de Fátima de la calle Muñecas con el padre Parrado, y yo solía juntarme con los pibes. Con la barra de la esquina cantábamos temas de Leo Dan, de Palito Ortega y un día pasa Avelino y nos pregunta: ‘¿Quién es el pibe que canta?’. Y todos me señalan a mí. ‘¿Querés cantar conmigo?’. Y con él empecé”.

Si la cumbia es religión en Tucumán, no parece casualidad que el dios Avelino congregue al joven Hugo Dante a un coro de Villa 9 Julio. Tampoco parece casualidad que tal señal divina sea la continuidad de otro coro, de otro accidente, del motivo que trajo a Hugo Dante (nacido en La Plata) a vivir a Tucumán: “Yo tenía 5 años y mi mamá me puso de pupilo en el colegio Luis Fray Amigó. Yo quería cantar y canté en un coro de niños más grandes. Y canté. Y cuando canté, el cura dijo: ‘¡Ábranse!’. Y me preguntó: ‘¿Quieres cantar, niño?’. Y canté. Yo al Ave María me la sabía en las dos versiones: la de Gounod y la de Schubert”.

¿Y el accidente? “El colegio quedaba en lo que había sido un palacio de un marqués, el Palacio Piria. Era todo mármol, todo bronce. Yo estaba con un compañero, el hijo de la cocinera, cuando caí del cuarto piso. Ese día me rompí todo. Lo único que recuerdo es cuando me paré, y los gritos. Tenía una pierna para atrás, la cabeza rota, y un año y pico estuve convaleciente. Viví unos años más en Buenos Aires y ya me vine a los 15 a Tucumán”.

Acá en Tucumán, Hugo Dante terminó de recuperarse. Lo único que no se había quebrado era su voz y de la mano de su tío, el popular Coya Di Sarli, fue a los estudios de la avenida Mitre y Bolivia para probarse como cantante del ya por entonces conocido Don Carlos. 

Ahí, en esa casa, se produjo el primer encuentro entre uno de los binomios más exitosos de nuestra música popular, ahí en esa casa empezó todo con el otro hombre esencial en esta historia, su compañero de oro y de platino, de radio y televisión, de bailes y bailantas, de recreos y carnavales, del Camperazo y Julio López, de boliches y bautismos, de comuniones y casamientos, del compañero durante 14 años, del único Monarca del Norte: Don Carlos.

“En el año 72, Carlos andaba buscando una voz tropical. Lo que él no sabía es que yo ya me había probado para él, pero no había quedado. Esa vez que no quedé, yo le había contado a Don Carlos que yo hacía música tropical y él me respondió: ‘Mirá, pibe, esa música yo no hago’. Después, pasados los años, me enteré que buscaba una voz tropical. Y fui a la prueba, y se lo recordé, y me encabroné y me fui. Tuvieron que convencerme para volver y así arranqué con Don Carlos”.

Después de abandonar Los Reyes del Ritmo, de batir el récord en Club Caja al cantar 48 horas sin parar para La Sonrisa de un Niño, después de ganar un concurso en Canal 9, después de todo eso llegó uno de los grandes días en la vida de Hugo Dante: “El primer disco lo hicimos con el padre del Gallego Cortés, grabado en LV7. No fue como 'Lago Cadillal' o 'Tristeza del Pelador', al que le siguieron éxitos en el 83 como 'Cumbia Mata', en el 84 con 'Siga la danza', y en el 85 con 'Ritmo muy sabroso'. Pero yo ya quería ser solista. Y D’artagnan me abrió las puertas de RCA Víctor. Estuve 14 años con Don Carlos. Me retiré y ahí armé la banda. Me puse a trabajar sobre los temas y ahí nació ‘Sé que valió la espera’, que no es un tema cantado a una chica”.

Si hay una canción de culto que retumba en cualquier rincón de la provincia es la que interpreta Hugo Dante. “Sé que valió la espera” es la respuesta a la pregunta de muchos tucumanos cuando hoy, 30 años después, suena la cortina musical de Tucumán No Lo Entenderías. Dice así:


Confundido estoy 

ya no sé qué hacer

me tiene a la espera 

Me prometió ayer 

me promete que hoy

no puedo con ella

Sabe que yo estoy 

loco por su amor

sin embargo a ella 

no le importa nada

mientras más la espero, 

más me desespero

Pero sé que un día vendrá 

y estaré con ella

no me importa lo que dirán

que hablen lo que quieran

cuando en mis brazos esté

haré lo que quiera

de eso estoy seguro lo sé

me valió la espera...


¿Qué significa esta canción en la vida de Hugo Dante? “‘Sé que valió la espera’ no es la espera de una mujer sino son mis sueños, mis ilusiones. Cuando canto ‘Confundido estoy, ya no sé qué hacer’ ese era el sueño que tenía yo. ‘Sé que algún día vendrá’ se refiere a ese momento que estaba esperando. No temo a exagerar que con ‘Sé que valió la espera’ he vendido 3 millones de discos. Soy disco de oro, de platino, de todo”. 

“Más allá de eso, yo he compartido muchos años con Don Carlos. Fueron tantos años, tantos años de mucho éxito. Hicimos trabajos impresionantes. Y hasta hace poco todavía la gente me decía: ‘Vuelvan’. Estaba en el proyecto la vuelta y no se pudo dar. Lo que sí voy a hacer es un homenaje, un merecido homenaje para Carlos. Eso sí, eso es lo que viene”, se despide el Facha Hugo Dante, el prócer de la cumbia tucumana, el inmortal, nuestro invitado especial del día, uno de los sueños que tenemos desde que comenzó latucumana el 27 de febrero, hace unos 52 días, unos 40 programas, unas 200 horas al aire. Claro que valió la espera.


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