CINE DE ACÁ

“En vos confío”, la historia de amor detrás del crimen de Betty Argañaraz

A casi 17 años de uno de los asesinados que sacudió a todo un país, el cineasta tucumano Agustín Toscano se anima a mostrar el lado B de las asesinas condenadas de la docente tucumana, las ex novicias Susana Acosta y Nélida Fernández.

03 Dic 2023 - 13:23

Escena de "En vos confío", del director tucumano Agustín Toscano.

La trama de "En vos confío", segunda película en solitario de Agustín Toscano, se sumerge en la historia de amor entre Susana Acosta y Nélida Fernández, exmonjas que, años después de haberse autopercibido como varón bajo el nombre de Daniel, fueron condenadas a 20 años de cárcel por el célebre caso de la maestra tucumana desaparecida en 2006, Beatriz Argañaraz. La película, recién estrenada en el cine Gaumont de Buenos Aires, surge a partir de una idea compartida entre Toscano y el productor Pablo Gugliota, gestada en un encuentro casual en un aeropuerto.

El director relata el origen de la película: "La idea surge en algún momento viajando con Pablo Gugliota, productor de la película. Me lo había cruzado en un aeropuerto y le había dicho que tenía ganas de incursionar en el documental. Le tiré un mini 'storyline' sobre el caso de Beatriz Argañaraz, que es casi mítico en Tucumán. Ahí lo cristalicé como documental, algo que alguna vez había sido una representación teatral en mi cabeza", explicó Toscano en una entrevista con Télam.

El director, conocido por su destacada obra "El Motoarrebatador", también filmada en su Tucumán natal, se adentra en "En vos confío" con una narrativa íntima que le llevó alrededor de cinco años desarrollar. La película, que ha obtenido reconocimientos en festivales como Málaga y el Fidba, se presenta como una crónica objetiva de la historia de amor entre Susana y Nélida, desde sus días como monjas hasta su condena por el caso Argañaraz.

Susana y Nélida, quienes se conocieron en el noviciado y luego de entablar una profunda amistad se enamoraron, abandonaron el convento para construir una vida juntas, incluso adoptaron a una niña. Sin embargo, la tranquilidad se vio abruptamente interrumpida cuando la policía las detuvo por la desaparición de Beatriz Argañaraz, compañera de trabajo de Susana y rival en la carrera por la dirección del establecimiento educativo.

Ambas condenadas, mantienen con firmeza su inocencia. El abogado de las protagonistas insiste en la imposibilidad de que hayan cometido el delito que se les atribuye. Por otro lado, la fiscal del caso y los familiares de la víctima están convencidos de la autoría de lo que se ha catalogado como homicidio.

El director Toscano enfoca la película en la historia de amor, manteniendo una perspectiva imparcial al explorar ambas voces. "Yo presento una historia de amor, que es lo que a mí me interesa mostrar. Pero yo no tomo partido por nadie y decido ir a buscar la otra voz. La película escucha a los dos lados, como a la fiscal o recortes de prensa de la época. La película envuelve varias películas. Con respecto al crimen, yo no sé nada. Es un gran misterio qué es lo que pasó para que la hicieran desaparecer, si es que ellas fueron. Yo solo soy un cronista que muestra puntos de vista", señaló Toscano.


"Muchas cosas me impactaron del caso desde el minuto uno -señaló-, como el sketch que practican en la casa de Susana Acosta. Ese mundo me es familiar cuando fui alumno y cuando fui docente. Algo de eso hay todavía en mi vida. Me parecía un escenario muy cinematográfico para personajes que pasan a ser protagonistas de un thriller. De la investigación, me sorprendió todo. Hay una cantidad de cuerpos NN que han aparecido durante la investigación... hay infinitas cosas que me nutrieron para escribir ficción. Era un mundo que no conocía, pero había una película de no ficción ahí para hacer".

La película se desenvuelve como un intrigante reality show del submundo judicial y penitenciario, donde cada minuto revela un nuevo giro en el conflicto central. Este aspecto no solo genera empatía con los personajes, sino también el deseo de avanzar junto a ellos en esta compleja trama. La injusticia se presenta como una constante, desde la violación de derechos elementales hasta la desaparición de Beatriz Argañaraz, la principal víctima de esta historia.



El crimen de Betty Argañaraz

Beatriz Argañaraz, de 45 años, desapareció el 31 de julio de 2006 en Tucumán, cuando se dirigía a la escuela donde ejercía como docente. Aunque hay dos personas condenadas por el crimen, su cuerpo nunca fue encontrado, dejando el caso sin resolver y la herida abierta.

En el momento de su desaparición, Argañaraz estaba a punto de asumir el cargo de directora en el colegio franciscano Padre Roque Correa. En dicho establecimiento, Susana Acosta, actualmente condenada, ocupaba el puesto de secretaria, y años atrás, Nélida Fernández, la otra persona condenada, colaboraba en el área de pastoral. Fernández fue declarada culpable y aún cumple su pena por su participación en el crimen.

La investigación reveló que Acosta y Fernández, ex monjas que mantenían una relación de pareja y compartían un departamento en la zona céntrica de la provincia, engañaron a Beatriz ese día. La persuadieron para que pasara por su casa antes de dirigirse a la escuela, donde la asesinaron en el mismo lugar, como resultado de un conflicto laboral.

En el departamento de las exmonjas, se hallaron rastros de sangre que, posteriormente, los estudios comparativos de ADN confirmaron como pertenecientes a Beatriz Argañaraz. Sin embargo, no se logró determinar cómo sacaron el cuerpo de la escena del crimen, situada en un edificio en el centro de la ciudad y con una única salida.


En un principio, se señaló a un hombre como responsable de deshacerse de las pruebas. Aunque la familia de la maestra desaparecida aún sostiene esa creencia, la Justicia lo absolvió. En el mismo juicio, en diciembre de 2009, la sala V de la Cámara Penal encontró culpables del homicidio de Betty a las exmonjas Fernández y Acosta, condenándolas a 20 años de prisión.

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