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La carrera científica, ahora con más obstáculos para los investigadores tucumanos

RECORTE DE PRESUPUESTO

Se conoció hoy que el CONICET reducirá en un 60% los ingresos a la carrera de investigador para el 2017. Preocupación y alerta en la comunidad científica tucumana.

Foto: Rosario Plus





Cientos de estudiantes, investigadores y docentes tucumanos esperan la llegada de diciembre con la expectativa de que su nombre aparezca en la nómina que publica todos los años el CONICET (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas). En esa lista están los nuevos becarios y los nuevos investigadores. Aquellos que pronto iniciarán el camino de la investigación de algún tema que los apasiona y otros que ya llevan un trayecto recorrido de congresos, publicaciones, capacitaciones y tesis. Algunos están apenas en la largada y otros más cerquita de la meta de convertirse en un científico, sea en la ciencia que sea. Hay vidas que cambiarán después de conocerse ese resultado, destinos que el Estado nacional fomenta o desanima. Sueños cuya llama se alimentará o se extinguirá. Este año, las malas noticias se adelantaron a esa lista a la que muchos esperan como los niños aguardan la llegada de los Reyes magos: en el 2017 los ingresos a la carrera de investigador de CONICET se reducirán en un 60%. En la carrera de la ciencia, muchos se quedarán en el camino.

Hoy se conoció la noticia de la abrupta disminución de los llamados a concursos para aquellos que iniciarán la carrera de investigador en 2017. “El directorio trató los ingresos de este año y lamentablemente va a haber un 60% menos de ingresos a la carrera que en el año 2015”, afirmó la socióloga Dora Barrancos, integrante del directorio del CONICET, en declaraciones a Nexciencia, el portal de noticias de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA. De acuerdo con los datos que todavía no son oficiales, el número de investigadores nuevos para el próximo año sería de 385, frente a los 943 del periodo anterior. Si bien el directorio trató el tema de los ingresos el jueves pasado, se espera que el 15 de diciembre recién se difunda el texto de la resolución. Según explicó Barrancos, esta medida es una consecuencia directa de la baja del presupuesto en el área de ciencia y técnica: “Esta reducción es la consecuencia de la regresión que significa una caída presupuestaria que supera el 30%. Lo veníamos diciendo desde que conocimos el proyecto de presupuesto que elaboró el Poder Ejecutivo”.

La novedad repercutió en la comunidad científica tucumana que forma parte del CONICET integrada por unos 309 investigadores y 396 becarios, según las estadísticas del organismo en 2015. “Esto pone en riesgo todo un conjunto de políticas científicas vinculadas al derecho al desarrollo humano, económico y social. Esta última noticia es una materialización de la baja de presupuesto donde se interrumpe una política que tenía como meta que existan cinco investigadores cada mil habitantes en el país,  según lo establece el Plan Argentina Innovadora 2020”, expresó Luis Caro Zottola, de 36 años, investigador de CONICET y Doctor en Humanidades. Ese plan elaborado hace tres años establecía como meta elevar la planta de científicos a 10.000 en 2015 y llegar a 15.000 en 2020, lo que implicaba un crecimiento aproximado del 10% anual en la cantidad de ingresantes.

Luis es uno de los miembros del Ateneo de Científicos Tucumanos (ACT), una agrupación de investigadores pertenecientes a distintas áreas de las ciencias. Este grupo de autoconvocados viene realizando desde fines de 2015 una serie de acciones en defensa de la política de ciencia y tecnología. Además de actos públicos en los que se manifestaron lavando platos, como una forma de recordar la política científica implementada durante el menemismo y las palabras del entonces Ministro de Economía Domingo Cavallo, los integrantes de ACT se reunieron con legisladores y diputados tucumanos para explicarles las consecuencias de la reducción de presupuesto en el área. Lo que entonces tanto temían con esta medida terminaría de concretarse. Respecto a las acciones que adoptarán desde el ateneo, Caro Zottola adelantó que tienen previsto hacer un petitorio a las autoridades para que revean la situación y también convocar a toda la sociedad científica de la provincia.

“Es más que un paso hacia atrás. El recorte en los ingresos representa la disminución de oportunidades para muchos nuevos científicos de poder ejercer como investigadores en el país. Una consecuencia previsible de eso es que los jóvenes que se están doctorando y que desean construir una carrera como investigadores científicos busquen posibilidades en otros lados”, opinó Dolores Casagranda de 37 años, una bióloga que ingresó a la carrera de investigador en 2013. Según Dolores, además de eso que se conoce como “fuga de cerebros”, otra de las consecuencias de la reducción de los ingresos es la disminución de la mano de obra científica en el país, lo que supone también una notable reducción de la producción de conocimiento y de la formación de recursos humanos en el área de ciencia. Tanto Dolores como Luis insistieron en que, con esta medida, desaparecerán muchas líneas de investigación que se quedarán sin financiamiento.

La denominada carrera de investigador es la principal herramienta con la que cuenta el Estado nacional para fomentar la dedicación exclusiva de los científicos para el desarrollo de sus investigaciones. A su vez, es una manera de direccionar el trabajo científico a las necesidades del país. Durante la década del 90 los ingresos a la carrera fueron suspendidos. De esta manera, en el año 2002 había sólo alrededor de 3000 investigadores en el CONICET. Un año después, se retomaron los ingresos. Desde entonces hasta el 2015, el número de investigadores del organismo creció a más de 9.000 en todo el país.  Ahora, este diciembre, muchos de los que esperan expectantes por transitar su propio camino en la ciencia verán cómo ese camino se vuelve una casi imposible carrera de obstáculos.