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"Fue como se si se hubiera despertado de un sueño": el milagro de Mateo en Tucumán

FM LA TUCUMANA 95.9

El niño, que en ese entonces tenía algo más de un año, tuvo un accidente doméstico en su pileta. Con un pronóstico desolador, logró salir y quedar sin ninguna secuela. Lourdes, su mamá, contó su historia en La Tucumana de Mañana. VIDEO.

Mateo tras recibir el alta del Hospital de Niños junto a su papá y su mamá.-





En la mañana del viernes 26 de noviembre de 2021 la vida de la familia Cena - Garzón dio un vuelco inesperado: Mateo, su bebé de 1 año, cayó a la pileta y, según los estudios posteriores, estuvo alrededor de 40 minutos sumergido. Lourdes, mamá del pequeño visitó La Tucumana de Mañana para contar su milagrosa recuperación.


Esta historia puede hacer que quienes no crean en lo imposible empiecen a hacerlo. Ramiro, papá del bebé, y quien lo encontró sumergido, tuvo una rapidísima actuación, practicándole maniobras de RCP y saltando una ventana para poder salir más rápido con el niño. Paró un taxi y fue hasta el Sanatorio Galeno, el lugar de asistencia que se encontraba más cercano. Sin embargo, durante el viaje y la estadía en el lugar el panorama no era nada alentador: “Llegó al Sanatorio y lo recibió la doctora María Almeida. Estaba cianótico, sin signos vitales y con paro cardiorrespiratorio. Comenzaron a hacerle las maniobras de reanimación y recién a los 15 minutos salió del paro cardíaco pero no del respiratorio por la cantidad de agua que tenía en sus pulmones”, relató Luli,como la conocen sus allegados.


Entubado y con un pronóstico crítico, los médicos de la entidad privada recomendaron a la familia derivarlo al Hospital de Niños, ya que a pesar de que el bebé tenía el plan más alto de su obra social, ninguno de los demás centros sanitarios estaba tan bien preparado como la entidad ubicada en Barrio Sur. Allí comenzó una carrera contra el tiempo, ya que las primeras 24 horas son claves para determinar una mejora o no en ese tipo de cuadros. Ramiro y Luli tuvieron que someterse a estrictos controles sanitarios en el marco de la pandemia del Covid-19 y, una vez que dejaron instalado al niño en terapia intensiva, tuvieron que salir del lugar. La pareja, acompañada de toda su gente hacía una vigilia en las afueras del lugar mientras esperaban algún parte médico, algo que llegó varias horas después y que decía, entre otras cosas, que su cerebro estaba muy inflamado y sus pulmones llenos de agua. Solo quedaba esperar: “Es muy difícil para una madre separarte de tu bebé, más cuando todavía le estás dando la teta. También el tener que dormir con su cunita al lado y que no esté”, recordó Lourdes.


Más allá de la agonía y de que las horas parecían no pasar más, la familia recuerda la gran empatía de los doctores, que nunca les dijeron que el nene tiene tantas posibilidades: “Nos decían está en estado crítico y reservado,quédense tranquilos, hay que esperar”.


Mateo, que tuvo una recuperación milagrosa y casi inexplicable desde el punto de vista médico, estuvo tres días en coma inducido y a partir del tercer día le empezaron a quitar la sedación y a bajar el respirador al mínimo: "El domingo entré al mediodía a verlo y era increíble porque estaba despierto, moviendo sus extremidades y haciendo el intento de llorar". Hoy en día no tiene ninguna secuela. Su mamá contó que tuvieron que esperar tres meses para hacerles todos los estudios neurológicos, que arrojaron resultados perfectos.


Tras cuatro días en sala inducida y habiendo pasado por una sala común, el niño milagro regresó a su casa totalmente sano. Sin explicaciones médicas, Luli se lo adjudica a la fe. Como una firme creyente, estaba todos los días en la puerta del Hospital de Niños y armaba grupos de oración. Perteneciente a la iglesia Catolica, la joven mamá unía a otros cultos, como los evangelistas y hacía que hasta a sus amigos ateos le den ganas de rezar.




“He recibido el apoyo de muchísima gente todos los días, le pedíamos a la gente que se acerque a rezar o que lo hagan desde sus casas. Le pedíamos a Dios por la intersección de Mamá Margarita, madre de San Juan Bosco. Se nos ha dado el milagro y ese domingo al mediodía Mateo pudo salir a saludar por la ventana a toda la gente que estaba abajo, que se emocionaban y lloraban. Tenía a todos sus fans abajo”, recordó la joven en su charla con Ana Pedraza.


Luli no duda y no se cansa de repetir que es un milagro: “Desde entonces rezamos todos los días por los nenes que están en terapia intensiva porque yo que lo sentí como madre es horrible. No le deseo a nadie tener un hijo enfermo. Ahora quería pedir especialmente muchas oraciones por Facu, el nene que se ahogó en su bañera y por su mamá Cecilia, a la que estoy acompañando. Hay que estar sin preguntar el por qué y el qué ha pasado. Solo mandar un saludo y decir te estoy acompañando porque a ninguna mamá o papá le gusta pasar por eso”.


"Para Mateo fue como si se hubiera despertado de un sueño. Hoy tiene tres años,ya va al jardín, salta, juega,corre. No se queda quieto y vive todo lastimado”, cerró Luli en su paso por La Tucumana de Mañana.