Falleció Florencio Aceñolaza, el tucumano "por decisión" que agrandó los límites de la Patria y alertó del perjuicio de YMAD a la UNT
Fue presidente y director del CONICET, diputado nacional y un referente de la Universidad Nacional de Tucumán, donde se desempeñó como Jefe del Departamento de Geología, Secretario Académico y Decano de la Facultad de Ciencias Naturales e Instituto Miguel Lillo. También fue el primero que denunció que la UNT había dejado de percibir $500 millones de YMAD.

Florencio Aceñolaza. (Foto: Conicet)
Este jueves se conoció la triste noticia del deceso del geólogo, paleontólogo, investigador y escritor Florencio Gilberto Aceñolaza, a sus 82 años. Profesor emérito de extensa trayectoria en la Universidad Nacional de Tucumán (UNT), fue presidente y director del CONICET y colaboró con la defensa de la soberanía argentina a través de sus estudios, que permitieron la ampliación de nuestra plataforma marítima: este tucumano "por decisión" pudo ratificar con sus estudios la soberanía sobre las Islas Malvinas. También fue el primero que alertó públicamente sobre el perjuicio de Yacimientos Mineros Aguas de Dionisio (YMAD) a la UNT al denunciar que había dejado de percibir $500 millones por la falsificación de la construcción de la Ciudad Universitaria.
Aceñolaza nació en Villa Urquiza, Entre Ríos, pero su vida estuvo muy ligada a Tucumán y especialmente a la UNT: allí se desempeñó como Jefe del Departamento de Geología, Secretario Académico y Decano de la Facultad de Ciencias Naturales e Instituto Miguel Lillo. Se desempeñó como Secretario General del Rectorado y también como director por la UNT en el directorio de YMAD entre 2010 y 2014; fue también declarado profesor emérito de la UNT.
En 2014, denunció públicamente el perjuicio de la empresa a nuestra Universidad pública que hoy se investiga en el juicio contra el ex Rector Juan Alberto Cerisola: la falsificación de la construcción de la Ciudad Universitaria que ordena la vigente Ley 14.771 de creación de YMAD y la reducción de las utilidades líquidas y realizadas que deben destinarse para tal fin; el campus se declaró terminado para que esos fondos pasen a ser de libre disponibilidad, pero reducidos a la mitad.
En un informe presentado a la por entonces Rectora Alicia Bardón, Aceñolaza puso la lupa en "el renunciamiento" de la UNT y recordó sus diálogos con el ex Rector Eugenio Flavio Virla sobre el "concepto" de Ciudad Universitaria que había sido reformulado por Cerisola para declarar terminado el campus y acceder a fondos de libre disponibilidad.
"Virla me explicó que el concepto de ciudad universitaria de la ley no necesariamente se correspondía con el proyecto de Descole. Al reducirse el porcentual (la UNT) dejó de percibir más de $ 500 millones, que hoy se remiten al resto de las universidades nacionales", alertó.
"Creo que el eje de la cuestión pasaba por el hecho que la ley mandaba que el 40% que le correspondía a la UNT debiera ser utilizada exclusivamente para construcciones y no para otra actividad", subrayó en su momento.
En ese sentido, planteó que "sólo se podía tener el acceso a fondos para gastos generales (‘libre disponibilidad’) a partir del momento en que la UNT declarara que se había finalizado con las construcciones que obligaba la ley".
También hizo hincapié en el manejo de esos fondos en la UNT: "Mediante la Unidad Ejecutora de Programas de Obras se propuso un mecanismo para desarrollar trabajos de infraestructura distintos a lo que mandaba la Ley de Obras Públicas. Esto fue aprobado por el Rectorado mediante resoluciones 0365/08 y 0366/08. En abril de 2008 (Cerisola) dio por finalizada las tareas de esa unidad, y las que llevaba adelante Construcciones Universitarias pasaron a depender directamente de él. Por separado se avanzó en buscar la ‘libre disponibilidad’ del dinero de YMAD, lo que implicó renunciar al 50% de lo que por ley le correspondía", enfatizó.
"Es evidente que la resolución que declaró cumplida (la construcción de la ciudad universitaria) no se fundó en la Ley N° 14.771, puesto que los ingresos que se recibieron entre el 8 de agosto de 2006 y el 3 de enero de 2008 fueron volcados en temas que nada tenían que ver con el proyecto de ciudad universitaria", arremetió.
En ese sentido, Aceñolaza sostuvo que "entre 2006 y 2008 la UNT recibió $ 243,3 millones de YMAD. Se comprueba que las inversiones se realizaron en bienes inmuebles en el centro de Tucumán y en la ciudad de Buenos Aires; también se adquirieron vehículos y hubo gastos varios en diversas facultades que nada tenían que ver con la supuesta terminación de obras de la ciudad universitaria".
El geólogo afirmó en su momento que sí existe un acta del Directorio de YMAD, del 28 de abril de 2008, que dice: "la UNT declara expresamente que se ha cumplido (con la terminación de la ciudad universitaria)”.
"A partir de entonces, la UNT dejó de percibir el 50 % del 40% que manda la Ley N° 14.771 en lo referente a la distribución de utilidades, (una) decisión política notablemente adversa a los intereses de nuestra universidad”, aseveró.
Sobre su desempeño en el directorio de YMAD, aclaró en 2017 que "permanentemente cada cinco o seis meses hacía un informe al Consejo Superior que expresaba lo que estaba viendo", y recalcó que "mientras yo estuve nunca hubo observaciones".
Su publicación Farallón Negro: epopeya de un sueño minero en el año 2013 a través del Instituto Superior de Correlación Gológica (Insugeo) -del que fue creador- relata cómo Abel Peirano encontró el yacimiento minero cuyos derechos luego donó generosamente a la Universidad Nacional de Tucumán.
Soberanía marítima
En 2016, fue uno de los responsables del estudio sobre límites marítimos argentinos que Naciones Unidas convalidó hace pocos días atrás y que significa en la práctica al menos un 35% más de superficie para el país, además de un nuevo argumento de peso en la disputa con Gran Bretaña por la posesión de las islas Malvinas.
Aceñaloza publicó en 2020 el libro Geología como Construcción de Soberanía, donde expuso los argumentos del reclamo de soberanía de la Argentina sobre las Islas Malvinas, al determinar que la plataforma continental submarina, llamada también meseta submarina o zócalo continental, guarda con el continente una estrecha unidad morfológica y geológica, y las aguas que la cubren constituyen los mares epicontinentales.
En 1994, siendo diputado de la Nación, presidió la Comisión de Relaciones Exteriores, en cuyo seno comenzaban a tratarse cuestiones relacionadas con aquellos países que disponían un frente marítimo con extensión aún indefinida. “Fue una feliz coincidencia –recuerda-, pues allí pude volcar en el debate mis conocimientos geológicos, y mi visión profesional y política”.
Gracias a las gestiones de Aceñolaza tuvo fundamento el grueso de demandas realizadas a las Naciones Unidas: que se creara un organismo técnico que trabajara en la elaboración de documentos con detalles sobre la geología submarina, y que sirvieran para dar una respuesta científica al tema.
Por fin se llegó al dictado de la Ley Nº 24.815, que creó la Comisión de Límites de la Plataforma Continental (COPLA), con la colaboración de organismos nacionales, como el CONICET, e internacionales.
“Después de 20 años de trabajo, a principios de 2009 se finalizó el informe que fue presentado al secretario general de la ONU", enfatizó años atrás en una publicación del CONICET. Aquella gesta fue fruto de un puntilloso estudio de la Comisión Técnica Internacional que aprobó gran parte de lo presentado, y dejó en suspenso puntos por discutir con los británicos para ser acordados entre ambos países.
El informe de Aceñolaza aborda aspectos históricos-jurídicos sobre el Mar Argentino, seguido por otro que toma en cuenta los antecedentes desarrollados por nuestro país. Luego trata los fundamentos geográficos y geológicos sobre la extensión de la plataforma continental y finaliza con una descripción de las actividades que se llevaron a cabo para la presentación ante la Organización de las Naciones Unidas.
La Comisión Internacional para el Derecho del Mar de Naciones Unidas (CONVEMAR) dictaminó sobre la presentación realizada por nuestro país y admitió la extensión de la plataforma continental en el frente marítimo, conforme a las normas establecidas por dicha organización.
Por su actividad recibió premios y menciones honoríficas como ser: (1974) Premio Nacional «Estímulo a la Investigación Científica» discernido por la Sociedad Científica Argentina. (1986) Premio por «Actuación Relevante en el Campo Profesional concedido por la Federación de Entidades Profesionales Universitarias de Tucumán (FEPUT) (1987) «Premio «Bernardo Houssay» otorgado por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) para destacar la trayectoria científica en la categoría de investigadores hasta 45 años. (1989). Diploma de Honor correspondiente al Segundo Premio Regional de la Secretaría de Cultura de la Nación por la obra «Geología del Noroeste Argentino».( 1990) Medalla de Plata «Los Paganzos», instituida por la Asociación Geológica Riojana en reconocimiento a la extensa tarea de investigación científica desarrollada sobre temática de la Provincia de La Rioja.(1996) Diploma de Honor en Reconocimiento de la Actividad Científica y de Investigación, otorgado por la Facultad de Ciencias Naturales e Instituto Miguel Lillo de la Universidad Nacional de Tucumán. (1996) Placa de Honor en Reconocimiento a la Actividad Científica acordada por la Sociedad Geológica Boliviana, por la extensa tarea realizada en el campo de la geología regional. (2001) Medalla de Honor en reconocimiento de sus aportes al desarrollo de la Icnología, acordada en el 4° Congreso Argentino de Icnología. (2002), Premio «Juan José Nágera» discernido por el 16° Congreso Geológico Argentino y Asociación Geológica Argentina, en reconocimiento a la labor científica, profesional y formación de recursos humanos; Miembro Vitalicio de la Asociación Paleontológica Argentina, Miembro Honorario de la Asociación Geológica Argentina y Diploma de Honor «Guillermo Bodenbender» acordado por el Colegio Profesional de La Rioja (2003).