De Lules para el mundo: la temporada de frutilla en su máximo esplendor
Al lado de las rutas 321 y 301 se exhiben las frutas más rojas, grandes y sabrosas de esta temporada marcada por heladas. Cosechadores y puesteros le cuentan a eltucumano cómo es vivir de la frutilla. VIDEO.

(Foto: María Meternich para eltucumano).-
Faltan 20 días para que termine el invierno, pero Tucumán ya le dijo adiós al frío. El sol primaveral ya se hizo presente y las flores florecen con fuerza. Decenas de puestos a la orilla de las rutas 321 y 301 exhiben el rojo de enormes frutillas dulces. Camino a Lules por cualquiera de las dos rutas un imponente paisaje se hace presente: el sol en lo alto, el cerro de fondo, los incontables puestos y fincas con sus cosecheros trabajando. Es pecado no parar y comprar dos kilos por cinco mil pesos. Precio que promete bajar cuando “el golpe de frutilla” por el calor sea inminente.
Natalia, Domingo y Rosa comen sánguches de milanesa al lado de la entrada principal de Lules. Son las tres de la tarde y hace menos de una hora terminaron su jornada. Los tres cosechan frutillas desde hace muchos años. Natalia trabaja en la frutilla desde los 18 años, hoy tiene 32 y es madre de dos hijos: “Esperamos siempre la temporada de frutilla porque es de lo que vivimos día a día, me hice de cosas, de casa, he criado a mis hijos. Termina la frutilla y no vemos las horas de que vuelva la temporada, todos acá vivimos de esto, quién no ha cosechado frutilla. Es lindo, yo amo lo que hago, te digo sinceramente”, cuenta con orgullo.
Desde hace 14 años, Natalia hace la misma rutina cada año. Ella cuenta que está desde el principio al final de la temporada y conocé como nadie los secretos de la planta que ha hecho de Lules una ciudad exportadora: “No es como dicen algunos que pongo frutilla y cosecho la fruta, hay que cuidar la planta, cuidarla de las heladas y ser delicado para cosechar”. Con el calor de septiembre, Natalia cuenta que ya están sacando los elementos con los que cubrían a la frutilla del sol, “ahora se viene el golpe de frutilla”, promete.
“A nosotros nos beneficia el sol”, dice Domingo, “la fruta madura de noche”, explica Natalia. “Ahora en septiembre va a haber mucha frutilla y va a bajar el precio”, dice con la sabiduría que le dieron los años. Sin embargo, durante toda la temporada a los cosechadores les pagan lo mismo: $400 pesos la caja. “Cuando estaban ganando ellos nosotros no ganábamos nada, ahora vamos a ganar nosotros un poquito y ellos ganan el doble porque exportan”, dice Domingo y agrega: “Es sacrificado, se labura bajo el sol y por ahí tenés que reclamar por un derecho que nos tienen que pagar un poquito más, hoy no ganamos casi nada. Hasta día domingo laburamos porque es una fruta que la tenés que cosechar rápido, hasta para el yogurt sirve”.
Cosechar es un trabajo artesanal, se debe tener una buena mano y mucha delicadeza ya que “la que está golpeada no sirve para embalar, va para jugo o yogurt”. “Las mujeres trabajan igual que los hombres y mejor, ella es más ligera que yo, hay mujeres que no se les ve las manos trabajando, hacen cajas”, dice con admiración Domingo mientras mira orgulloso a Natalia, quien confirma sus palabras: “Hay más mujeres que hombres cosechando porque somos más delicadas para tratar la fruta”.
Un estudio realizado por el Grupo Teledetección y Sistema de Información Geográfica (SIG) de la Estación Experimental del INTA Famaillá estimó que para este año el área implantada de frutillas en la provincia de Tucumán ronda las 585 hectáreas. El 86% de estas se encuentra en el departamento Lules. Sin embargo, lo más significativo de esta temporada es que los frutilleros no pudieron adquirir nuevos plantines y les tocará producir con bordos del año pasado, según explicó Bichos del Campo.
“Con plantines comerciales se registró en la campaña 2024 una superficie implantada de 450 hectáreas; principalmente de las variedades San Andreas y Fronteras (50%), y Rociera y Rábida con menor superficie”, precisó Roberto Mamana, de la empresa Eurosemillas.
Si bien por estos días se viene recuperando el volumen de producción, la actual temporada estuvo marcada por fuertes heladas que en julio afectaron a toda la provincia. Las mismas llegaron a dañar- dependiendo de la zona, la variedad y la tecnología de protección utilizada- entre un 30% y el 100% de las flores y de los frutos primicia del cultivo.
“En abril se la planta y en junio salen las primeras. Este año nos perjudico las heladas, se quemaron muchas flores y se perdieron. Después tuvimos una semana de lluvia que nos hizo tirar toda la fruta porque se ha perdido toda. En este tiempo Lules está minado de frutilla, pero como hemos tenido que tirar, recién ahora están saliendo de nuevo y va a comer una frutilla grande, dulce, rica”, cuenta a eltucumano Miguel, quintero que vive de la frutilla desde muy chico. Además, asegura que la temporada se extiende hasta el 10 de diciembre, pero en ese tiempo ya es “cosecharla y comerla por la calor que hace”.
Luego de la cosecha, el circuito de la frutilla tiene un eslabón muy importante: la venta. José trabaja vendiendo frutillas al lado de la ruta 301 desde hace 35 años, antes cosechaba limón hasta que, visitando la tumba del hermano del dueño de la finca para la que trabaja, conoció a su actual patrón y empezó a trabajar en la venta de frutilla. Al puesto de José llega gente de todas partes, pero asegura que desde Buenos Aires y Córdoba llevan por cajones “no sé qué harán con tanta frutilla”, se pregunta. A diferencia de Miguel, José afirma que la frutilla más dulce es la que sale en noviembre.