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Demuelen el famoso "Puente de los suspiros"

Paisaje urbano

La Municipalidad capitalina comenzó hoy las tareas para reconstruir el acceso que estaría habilitado nuevamente en enero.

El intendente Alfaro supervisando las obras. Foto: Municipalidad de San Miguel de Tucumán.





El puente conocido popularmente como “Puente de los suspiros”, ubicado en las calles Marco Avellaneda y Uruguay, empezó a ser demolido hoy por personal de la Municipalidad de San Miguel de Tucumán. El puente será reconstruido para garantizar el paso seguro de los vehículos y rehabilitado nuevamente en enero.

El intendente Germán Alfaro supervisó las obras que comenzaron este jueves. “Al recorrer el puente, donde ya están trabajando las máquinas, sentimos muchas vacilaciones y vibraciones. No se encuentra en estado transitable, por eso lo reconstruiremos”, explicó Alfaro.

Según informaron desde el municipio capitalino, luego de demoler la estructura, se construirán  nuevas fundaciones de hormigón. El intendente adelantó que las primeras vigas de hormigón pre-moldeado, que conformarán el tablero del puente, estarán listas entre el 5 y el 10 de enero.  “Queremos que el puente esté habilitado a mediados o fines del mes de enero”, señaló Alfaro.  Además, solicitó a los conductores elegir vías alternativas para circular.


La historia de los suspiros

Se manejan distintas hipótesis acerca de la poética denominación del puente. La primera, más cruel y esotérica, es que en ese lugar habían asesinado a un mendigo ciego llamado Manuel Carballo, que luego sería conocido el “santón milagrero Carballito”. Hubo quienes dijeron que en la zona del puente se escuchaban los suspiros de su alma que vagaba en pena. La otra conjetura es que cerca del antiguo puente funcionaban burdeles y hoteles por horas. El más famoso de aquellos prostíbulos de antaño era el que regenteaba un personaje conocido como “El Ñato” Cejas.  En la puerta de aquella conocida “casa de tolerancia”, como la llamaban en ese entonces, se apostaban las seductoras mujeres que prodigaban besos tentadores a los transeúntes circunstanciales y potenciales clientes. De ahí provenían aquellos los suspiros que poblaban la noche tucumana desde el paisaje urbano que ofrecía el puente. Creer o reventar.