"Se le desintegraron las manitos": Morena, drama y luz de una niña tucumana
HISTORIAS DE ACÁ
Nació una noche de Reyes hace cinco años en Los Díaz, Leales. Cuando creció, un dolor de garganta se agravó y motivó la decisión más difícil en el Hospital de Niños. La historia detrás de la pequeña que conmueve a todos.

Morena tiene cinco años y vive con su familia en Leales.
La noche a cielo abierto en Los Díaz, alma y corazón de campo a 90 kilómetros de San Miguel de Tucumán, tenía preparada un regalo. Era martes 6 de enero y la familia Ruiz ya había dejado el agua y el pasto para la llegada de los Reyes cuando una contracción cambió los planes y la escena se trasladó al hospital Santa Rosa de Leales: a los nueve meses y con 3 kilos nació Morena.
Cinco años después de aquella noche, Morena empezó a llorar. Le dolía la garganta y nadie sabía por qué. Su papá, un humilde trabajador de la cosecha, y su joven mamá, ama de casa con dos pequeños más, entraron en desesperación y el cuadro de la pequeña fue el temido: debían internarla en el Hospital de Niños por un tumor cervical.
“Morena estuvo un mes internada y sus papás me contaban que no sabían si iba a salir. Anoche me llegué a conocerla y me relataban que ella empezó con una infección en la garganta que se le trasladó a las manos y a los pies. ‘Los deditos se le habían puesto negros como carbón’, me contaban los papás. Y con el paso de los días se le iban desintegrando las manitos”, le cuenta a el tucumano Nilda, quien junto a Alfredo Aydar y Milagros Lazarte trabajan codo a codo en la organización Tucumán Solidario.
“Casos que conmueven el alma abundan en Tucumán, pero el de Morena nos pegó fuerte a todos”, reconoce Nilda luego de visitar a la pequeña de cinco años que sufrió un cuadro de infección motivó la decisión más difícil: “Se le desintegraron las manitos y para que la gangrena no le tomara el cuerpito tuvieron que amputarle las dos manitos y algunos dedos de los pies”.
Durante el tiempo que estuvo internada Morena, se le consiguió a la familia un departamento de un dormitorio cerca del Mercofrut, en el barrio El Salvador. Ahí estaba Morena, todavía con los brazos vendados, un pato de peluche, otro pájaro dibujado en el yeso, una pregunta a su mamá y un temor: “Cuando entré a conocerla, yo tenía una carpeta donde anotaba lo que le hacía falta. Como vio carpetas, médicos y mayores que anotaban cosas durante un mes que estuvo internada, se asustó. Se puso nerviosa y me decía: ‘No la retés a mi mamá’. Son gente muy buena, pero muy humilde, muy de campo que no sabía cómo pedir ayuda”.
“El papá de Morena se acercaba a la comuna, pero no se animaba a pedir ayuda para su hija. ‘Me da vergüenza’, me decía. Yo le explicaba: ‘No te tiene que dar vergüenza, para eso se los vota: para que te ayuden cuando los necesitás’. Hay muchas Morenas en Tucumán que necesitan de la ayuda del Estado y si no tienen acceso estamos nosotros y conseguimos las cosas. Morena no puede esperar”, explica en consonancia con Milagros y el doctor Aydar.
“El caso de Morena tomó repercusión en las redes y me llamó el hijo del legislador Herrera para ponerse a disposición. Yo soy claro cuando hablo con políticos: no sirve de nada que salgan en la foto y se olviden. Ya conseguimos una cocina y dos cajas de medicamentos que son carísimos para Morena. Nos falta una cama. Aceptamos la ayuda, pero queremos que se siga el tema y se mejore su calidad de vida”, aclara el abogado que ya había donado su auto para recaudar fondos durante la pandemia, quien esta tarde irá junto a sus compañeras solidarias a conocer a la pequeña capaz de iluminar el lugar con sus ojos.
“Tiene cinco años y te juro que sus ojitos brillan. Tiene mucho estímulo, está muy cuidada, es muy querida y muy mimada. Le gusta mucho el yogurt. Se encuentra sin manitos, pero es súper activa, con muchas ganas de vivir. Cuando le pregunté: ‘¿Qué te gusta hacer?’, me respondió: ‘Las tareas’. Agarra las lapiceras de colores con los brazos o la boca y le gusta colorear libros, por ejemplo”, detalla Nilda.
“Es una niña inocente, estuvo un mes internada, pasó por mucho pero no pierde las esperanzas ni la inocencia de la edad: ‘Mamá, ¿me van a volver a crecer mis manos?’, pregunta. Y a mi se me hace un nudo en el pecho, pero entre todos podemos mejorar la vida de Morena, hay prótesis que se pueden conseguir, dispositivos digitales para que aprenda, muchas cosas. Primero hay que cubrir las necesidades básicas. No queremos que cuando crezca y dimensione lo que le ha pasado se deprima, no queremos eso para Morena. Ya ha pasado por mucho y merece ser feliz”.
Cinco años después de aquella noche, Morena empezó a llorar. Le dolía la garganta y nadie sabía por qué. Su papá, un humilde trabajador de la cosecha, y su joven mamá, ama de casa con dos pequeños más, entraron en desesperación y el cuadro de la pequeña fue el temido: debían internarla en el Hospital de Niños por un tumor cervical.
“Morena estuvo un mes internada y sus papás me contaban que no sabían si iba a salir. Anoche me llegué a conocerla y me relataban que ella empezó con una infección en la garganta que se le trasladó a las manos y a los pies. ‘Los deditos se le habían puesto negros como carbón’, me contaban los papás. Y con el paso de los días se le iban desintegrando las manitos”, le cuenta a el tucumano Nilda, quien junto a Alfredo Aydar y Milagros Lazarte trabajan codo a codo en la organización Tucumán Solidario.
“Casos que conmueven el alma abundan en Tucumán, pero el de Morena nos pegó fuerte a todos”, reconoce Nilda luego de visitar a la pequeña de cinco años que sufrió un cuadro de infección motivó la decisión más difícil: “Se le desintegraron las manitos y para que la gangrena no le tomara el cuerpito tuvieron que amputarle las dos manitos y algunos dedos de los pies”.
Durante el tiempo que estuvo internada Morena, se le consiguió a la familia un departamento de un dormitorio cerca del Mercofrut, en el barrio El Salvador. Ahí estaba Morena, todavía con los brazos vendados, un pato de peluche, otro pájaro dibujado en el yeso, una pregunta a su mamá y un temor: “Cuando entré a conocerla, yo tenía una carpeta donde anotaba lo que le hacía falta. Como vio carpetas, médicos y mayores que anotaban cosas durante un mes que estuvo internada, se asustó. Se puso nerviosa y me decía: ‘No la retés a mi mamá’. Son gente muy buena, pero muy humilde, muy de campo que no sabía cómo pedir ayuda”.
“El papá de Morena se acercaba a la comuna, pero no se animaba a pedir ayuda para su hija. ‘Me da vergüenza’, me decía. Yo le explicaba: ‘No te tiene que dar vergüenza, para eso se los vota: para que te ayuden cuando los necesitás’. Hay muchas Morenas en Tucumán que necesitan de la ayuda del Estado y si no tienen acceso estamos nosotros y conseguimos las cosas. Morena no puede esperar”, explica en consonancia con Milagros y el doctor Aydar.
“El caso de Morena tomó repercusión en las redes y me llamó el hijo del legislador Herrera para ponerse a disposición. Yo soy claro cuando hablo con políticos: no sirve de nada que salgan en la foto y se olviden. Ya conseguimos una cocina y dos cajas de medicamentos que son carísimos para Morena. Nos falta una cama. Aceptamos la ayuda, pero queremos que se siga el tema y se mejore su calidad de vida”, aclara el abogado que ya había donado su auto para recaudar fondos durante la pandemia, quien esta tarde irá junto a sus compañeras solidarias a conocer a la pequeña capaz de iluminar el lugar con sus ojos.
“Tiene cinco años y te juro que sus ojitos brillan. Tiene mucho estímulo, está muy cuidada, es muy querida y muy mimada. Le gusta mucho el yogurt. Se encuentra sin manitos, pero es súper activa, con muchas ganas de vivir. Cuando le pregunté: ‘¿Qué te gusta hacer?’, me respondió: ‘Las tareas’. Agarra las lapiceras de colores con los brazos o la boca y le gusta colorear libros, por ejemplo”, detalla Nilda.
“Es una niña inocente, estuvo un mes internada, pasó por mucho pero no pierde las esperanzas ni la inocencia de la edad: ‘Mamá, ¿me van a volver a crecer mis manos?’, pregunta. Y a mi se me hace un nudo en el pecho, pero entre todos podemos mejorar la vida de Morena, hay prótesis que se pueden conseguir, dispositivos digitales para que aprenda, muchas cosas. Primero hay que cubrir las necesidades básicas. No queremos que cuando crezca y dimensione lo que le ha pasado se deprima, no queremos eso para Morena. Ya ha pasado por mucho y merece ser feliz”.