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Triunfo y reacomodamientos: el día después de la victoria del peronismo tucumano

Votó Tucumán

Osvaldo Jaldo se impuso en las elecciones provinciales y será el nuevo gobernador de Tucumán cuando Juan Manzur le entregue el mando en octubre. Animarse a competir en 2021 le abrió una inesperada puerta para ser el nuevo líder del peronismo. Lo que viene: alineamientos nacionales y posible interna.

Los ganadores Jaldo y Acevedo, con el armador Manzur y el precandidato De Pedro.





Todo es festejos en 25 de Mayo primera cuadra. También en Muñecas al 900. La algarabía, de todas formas, no dura mucho en política. Tras el triunfo arrasador en las provinciales, que le permitirá a Osvaldo Jaldo, gobernador electo, tomar el mando del Gobierno durante los próximos cuatro años, ya es momento de pensar en el futuro inmediato y la toma de decisiones. Con el “trámite” de las elecciones provinciales cerrado, y no sin alteraciones traumáticas por las decisiones judiciales supremas, comienza una nueva campaña, la que desembocará en las PASO del 13 de agosto. Serían un nuevo trámite, pero todo indica que el peronismo, a nivel nacional, irá a internas por primera vez desde que se instaló el sistema de las primarias abiertas. Los postulantes que corren por el momento son Eduardo “Wado” de Pedro, Daniel Scioli y Agustín Rossi. Todavía no se decidió si cada uno deberá llevar su propia lista de candidatos en los distritos, sea para cargos provinciales como para diputados y senadores (en los lugares en que se elijan), bajo la idea de una competencia “de pies a cabeza”; o bien, si cada distrito puede optar por una lista única que vaya pegada a los dos o tres contendientes en las PASO. ¿Se reeditará una interna como la que se dio en 2021?

En aquel momento, las diferencias entre el gobernador y Juan Manzur llegaron al máximo de tensión. Actos multitudinarios y misiles verbales diarios entre los cabezas de lista llevaron a que la relación se rompa. El triunfo de Manzur en prácticamente toda la provincia parecía dejar sin margen el sueño de Jaldo por la sucesión (o bien situarlo ante la posibilidad de romper el armado peronista y que corra serio riesgo de perder la Provincia ante la oposición), pero las vueltas de la política le tenían preparado un plot twist: Manzur se mudó a Buenos Aires para ser el jefe de Gabinete de Alberto Fernández y la relación sanó en apenas una semana. La apuesta del gobernador a ganar músculo a nivel nacional lo empujó a cerrar filas con su hasta hace poco rival interno y a intentar calmar los ánimos de quienes se la habían jugado en la cruzada de las PASO. El tiempo pasó y la gestión de Jaldo, apuntalada por las gestiones de Manzur en Nación, fue ubicando naturalmente al tranqueño como el sucesor.

Plano nacional

“Todos unidos triunfaremos”, repiten en su himno los peronistas. Pero, ¿qué viene después del triunfo? La elección de ayer dejó varios ganadores: Osvaldo Jaldo es el primero, ya que no deberá rendir más tributo al “dueño” del sillón, sino que ahora será él quien disponga del poder. Manzur puede anotarse como ganador, ya que había apostado a tener una victoria clara en Tucumán y mantener con vida sus aspiraciones nacionales. Las puede tener aún, y las visitas de Wado de Pedro y del presidente Alberto Fernández son buenas señales. Sin embargo, son pocos los lugares y, a pesar del pedido de los gobernadores peronistas, suelen ser bajas las expectativas federales en esas disputas.

Si la rosca le cierra la puerta, Manzur puede apelar a sus aliados en posiciones estratégicas: Miguel Acevedo en la Legislatura y, si el conteo definitivo confirma al provisorio, Rossana Chahla en la municipalidad de San Miguel Tucumán. Son dos lugares de peso en las que puede buscar un equilibrio con el Ejecutivo y evitar correr la suerte de los gobernadores tucumanos: pasar al destierro una vez que abandonan el poder. Otra opción que tiene es asumir en el Senado, pero para ello necesita que Pablo Yedlin le deje ese lugar.

Reacomodamiento de las filas

Las elecciones también sirven como un gran ordenador hacia adentro. Los intendentes que revalidaron su poder territorial pueden reclamar un lugar destacado en las nacionales para acceder a un lugar de privilegio, en el que el FDT podrá acceder a dos bancas y a lo sumo a tres, de acuerdo al arrastre que le dé la figura de Javier Milei a Ricardo Bussi. La pésima elección del domingo no necesariamente es un acta de defunción política para el bussismo, que ya se ha recompuesto de escenarios peores.

En el oeste se impuso el ala manzurista, encabezada por Sergio Mansilla y Javier Noguera. Hubo 71 mil votos para la lista oficial, que ubicó cinco legisladores por esa sección, frente a los 58 mil del jaldista Tucumán para la Victoria, que valen por cuatro escaños, siendo los dos primeros Regino Amado y Francisco Serra. Otras dos listas de peso en ese sector son Proyecto Tucumán, "la lista de los Carlos", Najar y Gallia, que ubicaron dos legisladores; y Tucumán Innovador, espacio de los Mellizos Orellana, que también colocó dos parlamentarios. Acción Regional, acople aliado al jaldismo, quedó lejos de la disputa principal y solo le alcanzó para que entre Roque Tobías Álvarez.

Si el oeste quedó para Manzur, Jaldo emparejó con el este. Ahí arrasó el acople Tucumán para la Victoria encabezado por el intendente bandeño Darío Monteros (cuyo hijo, Gonzalo, es el nuevo jefe municipal): casi 90 mil votos que le dieron la mitad de los legisladores en disputa (sentará seis representantes en el parlamento). Jorge Leal (h), de la lista oficial cercana a Manzur, quedó a 30 mil votos, haciendo una buena elección y colocando cuatro legisladores. Acción Regional quedó con un representante, Tomás Cobos, gracias a los casi 20 mil votos recolectados.

En la Capital, contando los acoples que lograron entrar a la Legislatura, los más cercanos al gobernador reunieron 77 mil votos y siete legisladores (Hugo Ledesma, Carolina Vargas Aignasse, Gerónimo Vargas Aignasse, Christian Rodríguez, Sara Assán, Mario Leito y Pablo Yedlin); mientras que los que se encuentran más cerca de Jaldo reunieron un poco más de 23 mil votos y dos parlamentarios (Armando Cortalezzi y Tulio Caponio).

La foto de las elecciones muestra una paridad entre Jaldo y Manzur, con una leve ventaja del gobernador saliente. Puede darse un acuerdo para las PASO, en pos de garantizar una elección que ratifique a la provincial y no sufra el desgaste de un cambio de sistema de votación y el “quedar pegado” a la gestión nacional. La rosca, en ese caso, deberá apuntar a que se permita que la boleta vaya pegada a los candidatos presidenciales, ya que dejar “pagando” a uno lo condenaría a perder por amplio margen en Tucumán. Quedó demostrado que una interna sirve para las PASO pero luego deja heridos que no juegan en las generales. En una campaña con final muy abierto, cada voto cuenta y el gobernador electo lo dijo en su discurso triunfador: "En el peronismo no sobra nadie".

Mario Leito, Carlos Cisneros y Mabel Carrizo esperarán las definiciones al respecto, ya que son los tres diputados nacionales del Frente de Todos a quienes se les vence el mandato el próximo 9 de diciembre. El primero fue electo legislador el domingo y para asumir ahí debe renunciar a su cargo nacional; el bancario no se presentó en ninguna lista pero fue un puntal de la candidatura de Chahla y tuvo su propio espacio, Activar, que entró con lo justo a la Legislatura; Carrizo encabezó el acople Unidad Ciudadana por el oeste y no llegó al 1%. La suerte dispar parece dejarlos a merced de su capacidad de rosqueo de cara a las nacionales.

¿Y después? La ventaja inicial de Manzur no es definitiva. Los movimientos de piezas se pueden dar una vez que se ponga a andar la gestión de Jaldo, como ya ha pasado antes: al inicio de la interna entre ambos, el tranqueño tenía el doble de legisladores que el doctor, pero al momento de las PASO las fuerzas se habían equilibrado y había una paridad de fuerzas entre ambos. Por lo pronto, hay que pasar agosto y octubre. El año está lejos de terminar.