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La Caja Popular de Ahorros, 108 años en el corazón de Tucumán

NUESTRO PATRIMONIO

En el aniversario de la institución financiera, un repaso por su historia y la de sus emblemáticas sedes, siempre en torno a nuestra plaza Independencia. | Por Gabriela Neme.

Histórica postal de donde hoy se ubica la Caja Popular de Ahorros.





La Caja Popular de Ahorros está cumpliendo 108 años desde su nacimiento, que data del día 13 de julio de 1915. Surgió en un contexto de crisis económica a nivel internacional, como consecuencia de la Primera Guerra Mundial. Es así como el Dr. Ernesto Padilla, gobernador de Tucumán por ese entonces, ideó su creación a los fines de fomentar la capacidad de ahorro de los tucumanos y ayudar a las familias a alcanzar el sueño de tener su casa propia mediante préstamos accesibles o mejorar las viviendas en las que habitaban, a la vez que colaboró en la erradicación de las villas miserias para dar lugar a la construcción de viviendas dignas para la población.

Su primera sede fue el solar ubicado en la intersección de las calles 24 de septiembre y 25 de mayo, un edificio neoclásico alquilado a la familia Méndez (que fue la casa natal de Juan Bautista Alberdi). Tiempo después se trasladó al sitio que hoy ocupa la Dirección General de Rentas de la Provincia hasta el año 1939 cuando se finalizó su propio edificio en la calle San Martín 469, donde sigue permaneciendo. Allí se encontraba la famosa Confitería París que fue demolida para tal fin. 

Transcurría en ese período el segundo mandato del Dr. Miguel Campero (1935-1939), quien llevó a cabo una de las etapas más prolíficas de una obra pública provincial de gran calidad. Durante ese mismo año, el poder Ejecutivo promulgó la ley que creaba la Junta Permanente de Hogar Propio, con dependencia en Caja Popular de Ahorros destinada a la construcción de viviendas económicas para obreros. La institución, desde 1941, fue acrecentando su accionar para fomentar el turismo y ampliar su programa económico y social.

El proyecto del edificio estuvo a cargo de los arquitectos Noel y Guido y del Ingeniero Escasany y fue ejecutado por la empresa Sollazo Hermanos. Por su escala y jerarquía, la fachada se podría ubicar dentro de la arquitectura imperial monumentalista, desarrollada durante la década infame (entre los años 30 al 40); a su vez se combinan rasgos estilísticos Art Decó evidentes en el tratamiento escalonado; sumados a la corriente racionalista del Movimiento Moderno por la ausencia de ornamentación. Son destacables algunos detalles ornamentales como el friso superior que recuerda los triglifos griegos, los dos medallones del renacimiento español y las líneas puras racionalistas de los tres ventanales y la gran entrada.  

En cuanto a los materiales, el uso del hormigón armado fue una innovación para la época, mientras que el revestimiento de piedra de la fachada le otorga una imagen de lujo y atemporalidad. Se trata de un edificio muy innovador para el momento, por ser el primero en contar con un sistema de aire acondicionado y calefacción central, un sistema busca personas y un reloj maestro.

La secuencia espacial para ingresar inicia en el atrio, sobreelevado mediante una escalinata, que funciona como un espacio de transición entre la calle y el interior. Este da ingreso al edificio, impactante por su gran calidad espacial dada por el lujo de sus terminaciones y un exquisito manejo de las alturas y escalas. Cuatro décadas más tarde, se construyó la ampliación que conecta este espacio con la salida por calle 25 de mayo.

La organización en altura es funcionalista, y se compone de subsuelo, tres pisos (destinados a la función de tipo bancario y oficinas de uso jerárquico y privado) y dos entrepisos una gran sala de usos múltiples que ocupa dos niveles. Fue ideada de manera que, al ascender, el edificio vaya adquiriendo gradualmente un carácter jerárquico y privado.

La Caja Popular de Ahorros se convirtió en una institución clave para la vida de los tucumanos y el edificio que la alberga es parte de nuestro patrimonio, enriquecedor de la cuadra de calle San Martin y del paisaje que se observa desde la Plaza Independencia.