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"Un gesto pequeño pero enorme": el día que el Papa Francisco respondió una carta de una vecina de Simoca

FM LA TUCUMANA

En agosto de 2008, el entonces Cardenal Jorge Mario Bergoglio visitó la ciudad de Concepción en el marco de un retiro espiritual en la Casa de Caná. Luis Álvarez, uno de los sacerdotes que participó de aquel encuentro, dialogó con La Tucumana FM 95.9 y contó anécdotas desconocidas del Sumo Pontífice.

El Cardenal Bergoglio en Concepción, Tucumán.





Este lunes, a las 7:35 hora italiana, se confirmaba la muerte del papa Francisco, noticia que tiene conmocionada al mundo y en especial a Argentina, tierra que vio nacer al Sumo Pontífice. A las pocas horas de confirmado su fallecimiento las redes sociales se inundaron de recuerdos y anécdotas que Jorge Bergoglio vivió durante estos 12 años de papado, en los que fue visitado por miles de argentinos a lo largo de los años.

Pero en Tucumán circuló una imagen que recuerda un momento de Bergoglio cuando era Arzobispo de Buenos Aires y visitó nuestra provincia. En agosto de 2008, la ciudad tucumana de Concepción fue escenario de un hecho que con el tiempo cobraría un valor histórico inesperado: la visita del entonces Cardenal Jorge Mario Bergoglio, quien años más tarde se convertiría en el Papa Francisco. Aquel encuentro se dio en el marco de un retiro espiritual en la Casa de Caná, donde participaron varios sacerdotes tucumanos, entre ellos el padre Luis Álvarez, quien aún conserva una fotografía con el futuro Papa, cuidadosamente enmarcada como recuerdo de una experiencia espiritual profunda.

"Era un hombre de fe, cada palabra y cada gesto estaban cargados de significado", dice el padre Álvarez en una entrevista que brindó este lunes en La Tucumana de Mañana (La Tucumana FM 95.9), inmerso en la conmoción que le generó la noticia de la partida de Francisco. 

En aquel retiro, recuerda el sacerdote, el cardenal Bergoglio ya transmitía los valores que luego definirían su pontificado: cercanía con el pueblo, opción por los pobres, y un llamado a vivir con sencillez y humildad. "No cambió por ser Papa; su mensaje siempre fue el mismo", sentencia. La claridad con la que hablaba sobre la justicia social, la no ostentación y el rol misionero de la Iglesia, señala, marcaron a fuego a los que tuvieron el honor departicipar de aquel encuentro en Concepción: “nos invitaba a salir de las sacristías y acercarnos a la gente. Ese fue el corazón de su mensaje”.

Años después, el mismo padre Luis tuvo la oportunidad de concelebrar una misa junto a Francisco en la Capilla de Santa Marta, en la Ciudad del Vaticano. Fue un momento íntimo y sencillo, recuerda, como es característico del Pontífice. “Nos cambiamos en un mesón largo, había tres platos: el suyo y el de dos asistentes. Esa humildad es lo que lo hace grande”, comenta. Como parte de aquella anécdota, el sacerdote tucumano recuerda que le entregó en mano a Francisco cinco cartas dirigidas al él, entre ellas la de una vecina de Simoca, que recibió respuesta escrita de puño y letra de Papa. "Un gesto pequeño pero enorme, que muestra la sensibilidad y cercanía que Francisco mantiene incluso en la cumbre de su liderazgo espiritual".

La figura de Francisco ha sido también objeto de críticas, muchas veces desde los sectores más conservadores, tanto dentro como fuera de la Iglesia. El padre Álvarez no duda en señalar que eso responde a la incomodidad que provocaba su mensaje: "Ha denunciado con amor, y eso molesta. La justicia social es el tema que más incomoda". Para muchos, Francisco será recordado como el Papa de los gestos, de los pobres, de los márgenes. Un signo de contradicción, como decía el propio Evangelio. "Pero para quienes lo conocieron de cerca será siempre el mismo hombre profundo que una vez, en una casa de retiro del interior argentino, sembró palabras que hoy siguen dando frutos", aseveró.

Mirá la entrevista completa: