¡Gritalo, Ciruja! Cómo surgió la mística del arco más glorioso de San Martín
SEMANA SANTA
La historia que esconde y que no todos conocen del cambio más simbólico de los últimos años de la rica historia del Santo. Creer o reventar: el recuerdo de Augusto Gallucci, uno de los Cirujas más emblemáticos. FOTOS IMBORRABLES

"Allá fue", dice Augusto. Palabra santa. No te pierdas el video del viernes, Ciruja.
Siempre fueron dos, pero en realidad siempre hay uno solo, especial, el de esta tribuna, o el de aquella tribuna, el arco de tal calle o el arco de aquella calle. Es el que viene a tu mente en los momentos críticos, en los momentos de fe, en los que desde hace un tiempo coincide con los segundos tiempos, lejos del arco de la popular local, cuando había popular local y popular visitante, tal vez lejos de la barra para que no vuele nada si se pudre, o para dar la vuelta y treparse a ese alambrado.
Pasa en las mejores familias y lo sabe muy bien la de San Martín. En realidad, muchos saben esta historia, hasta los primos: “Les quiero contar una historia…” Y es una parte, también, de la historia que no todos conocen y es cómo surgió la mística del arco más glorioso de San Martín, ¿del arco de dónde? Una pista para los más chicos: ¿dónde fueron los goles de Bieler a Racing la última vez? ¿Dónde fue el gol de Galeano contra Dálmine? ¿Dónde había sido el de Agudiak a Guaraní? Primera, Nacional B, Argentino A, la categoría no importa: “Juegues en la Liga o en la A…”
El tema es así: el tucumano está produciendo un hermoso homenaje a San Martín con motivo de sus 109 años y durante el proceso de las entrevistas del video que ustedes podrán ver el viernes 2 de noviembre. Hoy, por ejemplo, gracias a Cabu Paz se abrieron las puertas del templo en Ciudadela y allí nos esperaba el gran Augusto Gallucci, uno de los hinchas más reconocidos de San Martín, con más de 30 años en las tribunas como indica el mandamiento del tablón: rotando, un tiempo en la Rondeau, otro tiempo en la Bolívar, ya más grande en la Pellegrini y ahora que es padre y lleva a su hijo en la platea. “Es más: antes ibas un tiempo detrás del arco donde atacaba San Martín, y después dabas la vuelta e ibas al otro, todo para ver de cerca el gol”.
Y entre arco y arco, de pie sobre la platea baja mientras los empleados del club pintan la cancha y terminan con los detalles de unos escalones que no soportaron tanta pasión, aquí está el crack del vinilo que sabe mucho de música pero ninguna suena en sus oídos como la de la banda sonora de su vida, la que baja de los cuatro costados: “Cuando pienso en uno de los momentos más felices vividos aquí en Ciudadela se me viene a la cabeza un gol de José María Gerez, un santiagueño, en un clásico. Ya estaba terminado el partido y quedábamos eliminados contra Atlético”.
Durante el comienzo del relato, Gallucci vuelve a aquel domingo 10 de julio de 1994. Ese día se caía Ciudadela: ahora que todos hablan de una final entre River y Boca imaginen (los que no lo vivieron) a lo que fue aquella tarde donde se jugaba el partido de vuelta del octogonal entre San Martín y Atlético en Ciudadela. El partido de ida había terminado 2 a 2 en el Monumental. Y ahora ganaba el Decano 1 a 0 y eliminaba al Santo en su cancha. Hasta que: “Rescaldani sube por acá (señalando el sector de la Matienzo). Y era medio gordito
Rescaldani. Vos veías que corría y no llegaba nunca. No sé cómo ha hecho ese día, pero ha llegado, ha tirado el centro y ha venido Gerez y la ha tocado. De ese día no me olvido más”.
¿Dónde fue ese gol? “En aquel arco, en el de la Bolívar. Lo relaciono mucho con el gol que hizo Agudiak. Ese gol contra Atlético de Gerez es de ese tipo de goles que es cuando sentimos que ya estamos idos y llega ese momento, y en ese arco. Ese arco tiene mucha historia. Mucha historia tiene ese arco”. Y hace una pausa Gallucci que si estuviera el Bambino le diría: “¡Decilo, Augusto, decilo!” Y lo cuenta Augusto, música DJ: “Muchos saben la historia y otros no. Ese arco que está ahora acá, en la Bolívar, es el arco que estaba allá, en la Rondeau, que donde hacía los goles el Coya Gutiérrez”. ¿Y qué pasó?
“Había una época donde San Martín no andaba bien y no sé a quién se le ocurrió cambiar los arcos. Ahí se había cansado de hacer goles el Coya en los 90. Y el cambio de arco fue al comienzo del 2000. La gente que trabaja en el club cavó y los cambió de lado para cambiar la suerte. Yo me acuerdo porque venía a los entrenamientos y ese día me llamó la atención ver los arcos sacados. Cada arco, debajo de cada palo, tiene un bloque de cemento enorme. Y ese cambio dio suerte, a los poquitos años de estar tan abajo volvimos a Primera”.
Y mientras repasa los goles en ese arco que, por ejemplo, Villalba y Vera le marcaron a Atlético en el regreso los clásicos oficiales por el Argentino A, el día que se cayó el alambrado de la tribuna visitante, ese mediodía del 2 a 0, Gallucci vuelve en el tiempo y viaja hasta el domingo 28 de junio de 1992: “Antes de cambiarse en el 2000, en ese arco que está ahora en la Bolívar, en ese arco Guillén le atajó el penal al Bomba Cáceres". Eso fue lo que le posibilitó a Ciudadela eliminar al eterno rival de la ronda final del Nacional B y dar un paso clave hacia lo que fue su segundo ascenso a Primera. Y claro que Gallucci recuerda los cuatro ascensos a Primera. Jura que el primero del 88 fue el más inolvidable de todos. Pero también jura que si le dieran a elegir un regalo, algo, lo que él quisiera, no dudaría ni un segundo: “Me gustaría tener en mi casa a ese arco, ese arco tiene algo”.


La mística nació en los palos del arco donde Guillén en el 92 y Gerez en el 94 hicieron delirar a Ciudadela contra el Decano.

Ese arco fue cambiado de tribuna y la alegría contra Atlético volvió el domingo 2 de octubre del 2005 con los goles de Villalba y Vera, ¿te acordás? FOTOS LA GACETA

Agudiak entró en el recuerdo imborrable de los Cirujas también en el arco de la Bolívar contra Guaraní en el minuto 94.


Y la costumbre se repitió el último domingo en Ciudadela, Taca Bieler en el arco de las hazañas.