Miguel Sánchez, siempre presente
A 45 años del secuestro de Miguel, seguimos recordando su legado imborrable en el deporte tucumano. El atleta y escritor oriundo de Bella Vista cuyos pasos siguen dejando huellas.

A 45 años del secuestro de Miguel B. Sánchez.
"Para vos atleta", por Miguel B. Sánchez.
Para vos que sabés del frío, de calor,
de triunfos y derrotas
para vos que tenés el cuerpo sano
el alma ancha y el corazón grande.
Para vos que tenés muchos amigos
muchos anhelos
la alegría adulta y la sonrisa de los niños.
Para vos que no sabés de hielos ni de soles
de lluvia ni rencores.
Para vos, atleta
que recorriste pueblos y ciudades
uniendo Estados con tu andar
Para vos, atleta
que desprecias la guerra y ansías la paz.
Esto era Miguel. Esto nos sacaron. Esto nos arrebataron.
Miguel Benancio Sánchez, nacido un 6 de noviembre de 1952 en Bella Vista, provincia de Tucumán, era un maratonista, poeta y militante que fue secuestrado por un grupo de militares en la noche del 8 de enero de 1978.
Miguel partió hacia Brasil un 29 de diciembre de 1977 con el fin de participar de la mítica carrera de San Silvestre, que se celebraba en Sao Paulo, el 31 de diciembre. Era la tercera vez que competía en este evento.
Un 7 de enero a las 22 horas, después de pasar por Uruguay, regresó a su casa. Esa misma noche, a las 3 de la mañana, un grupo de entre seis y ocho militares armados con metralletas se aproximaron a su hogar ubicado en la Calle 27 Nº 5165 en Villa España, localidad de Berazategui, Provincia de Buenos Aires. Golpearon la puerta preguntando por Miguel Angel Sánchez, a lo que respondieron que quien vivía allí era Miguel Benancio. Finalmente entraron y ordenaron que los lleven a donde estaba Miguel, que era en una casilla prefabricada al fondo de la casa. Revolvieron todas sus pertenencias hasta que encontraron en uno de los cajones del placard, una bandera de Argentina; cuando le preguntaron por qué la tenía, él respondió que representaba a su país. Gracias al testimonio de vecinos que llegaron a ver por la ventana lo ocurrido durante esa madrugada, se pudo saber que Miguel fue subido, con los ojos vendados, a un Ford Falcon verde y nunca más se supo de él.
Mientras tanto en Tucumán
Ana Carolina Sánchez es sobrina de Miguel, hija de su hermano Carlos. Cuenta cómo vivieron el día del secuestro, el 8 de enero. “Yo tenía 6 años, era la comunión de mi hermana. Estaba mi otro tío, Tito, que era militar, o sea que mi abuela tenía un hijo militar y un hijo desaparecido por los militares; llegaron las fuerzas armadas. Revisaron y dieron vuelta todo pero no teníamos nada. Cuando se retiraron, mi recuerdo más nítido es de mi tío dirigiéndose a mi padre y diciendo: secuestraron a Miguel”. Rememora el llanto de su padre y sus tías; inevitablemente ella también con la voz temblorosa y la memoria viva, latente.
Cuenta Carolina que su infancia fue muy dura. Su padre estaba desempleado, a su tío de cariño, Antonio Zapata, lo tuvieron secuestrado durante 45 días en la escuelita de Famaillá. “Yo me acuerdo un día que había llegado un militar a mi casa a comer empanadas; nos tocaba la cabeza a mí y mi hermana y le decía a mi papá: ‘¿Estas son las dos hijas que tenés?’ ‘Si, jefe’. Respondió él. Yo les tenía terror a los militares. Después con los años le pregunté a mi papá; era el jefe de los militares que estaba en el ingenio”. Con el tiempo, Carlos se entera que gracias a él no lo llevaron, les dijo: “No lo lleven a Carlos Sánchez, tiene una familia y no está metido en nada. No es como su hermano de Buenos Aires”.
Miguel era el menor de diez hermanos de una familia humilde en Bella Vista, donde prácticamente no se hablaba de política. Tenía buenos amigos y se dice que era muy selectivo, ya que tenía un carácter fuerte.
A los 17 años se mudó a Buenos Aires junto a sus hermanas Elvira y Clara y su madre Cecilia del Carmen Santillan. Una vez instalado en tierras bonaerenses, empezó a jugar al fútbol en el Club de Gimnasia y Esgrima La Plata, donde llegó hasta la cuarta división. Luego se terminaría decantando por el maratonismo, donde comenzó a correr en la categoría “libre” para el Club Independiente de Avellaneda, club en el que se federó; fue entrenado por el mítico Osvaldo Suárez, ganador de cuatro medallas de oro en los Juegos Panamericanos y tres veces de la Corrida de San Silvestre en Sao Paulo. Este deporte era más solitario y le permitía pensar y escribir más; en todas sus carreras, escribía y relataba lo que sentía. A su vez, trabajaba en la central del Banco Provincia en Asuntos Contenciosos como ordenanza; allí le llamaban “el correcaminos”, le daban los viáticos para competir afuera, así que representaba al Banco Provincia. En el trabajo mostraban con orgullo algunos de los tantos premios que ganó.
Cuando viajó a Brasil para correr en la San Silvestre, conoció a una periodista que lo convenció de publicar el poema “Para vos atleta” en La Gazeta de Sao Paulo, donde terminó saliendo en la tapa del diario del 31 de diciembre de 1977, el día que se disputaba la carrera.
“Miguel era una persona despampanante, impecable; siempre me acuerdo de su perfume. A los 5 o 6 años fuimos junto a mis padres y mi hermana a Buenos Aires, él nos hacía que nos probemos ropa y nos saquemos fotos junto a una pileta de material que tenían. Nos llevaba a muchos lugares: al zoológico, a comer pizzas… le gustaba darles propina a los mozos”. Recuerda Carolina, su sobrina.
Otra gran anécdota, contada también por ella, es sobre un día en el que, junto a sus hermanos, se escaparon de su casa para salir a bailar al carnaval de Bella Vista, ya que su padre no los dejaba ir. Finalmente, Miguel fue el ganador del concurso de baile. Al día siguiente, todos felicitaban al padre: “como bailaba rock and roll tu hijo ayer”. No entendía nada porque supuestamente sus hijos estaban durmiendo. Así era Miguel.
La dictadura de 1976 en el país y en Tucumán
El 24 de marzo de 1976 las Fuerzas Armadas protagonizaron en Argentina un nuevo golpe de Estado. Interrumpieron el mandato constitucional de la entonces presidenta María Estela Martínez de Perón. El Estado y las fuerzas de seguridad que se suponen deben garantizar los derechos, se volvieron contra los y las ciudadanos/as.
Fue una dictadura que ejerció el terrorismo de Estado; fue un gobierno que implementó una forma de violencia política que, usando los recursos del Estado, buscó eliminar a los adversarios políticos (a quienes llamó “subversivos”) y amedrentar a la población a través del terror.
La dictadura implementó como metodología represiva la violencia, el secuestro ilegal y la desaparición sistemática de personas. Esto se llevaba adelante mediante fuerzas paramilitares, la policía y el ejército, que operaban alrededor de centros clandestinos de detención, tortura y exterminio, donde mantenían cautivos a los secuestrados y secuestradas, fuera de todo marco legal, muchas veces hasta su posterior asesinato.
A partir de ese momento pasaban a ser desaparecidos y desaparecidas, porque nadie sabía dónde estaban; hasta el día de hoy, en la mayoría de los casos, sus familiares no han podido recuperar sus restos.
El Operativo Independencia en la provincia de Tucumán fue la primera intervención masiva de las Fuerzas Armadas en el país y tuvo lugar a partir de febrero de 1975, en plena democracia. Se estableció el objetivo de la eliminación de opositores políticos y, en especial, la desarticulación del movimiento obrero azucarero y estudiantil.
El Operativo Independencia estuvo inicialmente al mando del general Acdel Vilas y luego del ex general Antonio Domingo Bussi. Fue el primer paso de un proyecto de transformación de la sociedad a través del terror.
El compromiso político de Miguel seguramente se puede remontar a la época de los cierres de los ingenios en Tucumán bajo el golpe de Estado del general Juan Carlos Onganía, lo que trajo como consecuencia muchos despidos y un aumento considerable de la pobreza en la provincia. Junto a su familia, participaron en huelgas y movilizaciones reclamando por el cierre del ingenio azucarero de Bella Vista. Ya en Buenos Aires, según los testimonios de su amigo, Víctor Hugo Díaz, Miguel fue partícipe de las diversas marchas ocurridas en el año 1973 -llamada primavera peronista- , con la llegada de Héctor José Cámpora al gobierno y el apoyo al movimiento peronista.
“Yo no conocía al grupo con el que se reunía, pero sé que ellos trataban de juntar mercadería, ir a arreglar una vereda o estaban preocupados por la ausencia de escuelas en el barrio; después me enteré de esos detalles, yo no hablaba de política con él”. Comenta Elvira, hermana de Miguel, una de las más activas en la búsqueda y presente en las conmemoraciones y homenajes al “Tucu”, como lo llamaban sus amigos de Buenos Aires.
El abogado y periodista Pablo Llonto, quien fue querellante en causas de lesa humanidad, cuenta que el ex detenido, Alberto Manso, escuchó que en el centro clandestino “El Vesubio”, había un deportista secuestrado que venía de San Silvestre. En esa ciudad, había estado Miguel días antes, corriendo una maratón. Comenta que el señor Manso creía que se trataba de un chileno, pero entre el hecho de estar encapuchado las 24 horas y sumado a la tortura vivida durante esos días, no suena nada descabellado que haya confundido una tonada chilena de una tucumana.
El Vesubio fue un centro clandestino de detención utilizado por las Fuerzas Armadas. Estaba ubicado en la localidad de Aldo Bonzi (partido de La Matanza, en el Gran Buenos Aires, Argentina), en un terreno del Servicio Penitenciario Federal. “Empresa El Vesubio” era el nombre clave que utilizaban para referirse al mismo las fuerzas represivas. Comenzó a funcionar en el año 1975, siendo utilizado por la Triple A, antes del golpe de Estado, con el nombre de “La Ponderosa” y dejó de funcionar en 1978. Entre desaparecidos y sobrevivientes al menos 400 personas estuvieron detenidas allí, probablemente entre ellas, Miguel.
Los centros clandestinos de detención funcionaron en dependencias de las fuerzas armadas, de seguridad y policiales (bases militares, buques, comisarías, delegaciones policiales, unidades del servicio penitenciario), pero también en casas particulares, fábricas, hospitales, escuelas, entre otros. Eran instalaciones secretas e ilegales, donde las personas detenidas/desaparecidas eran trasladadas y recluidas. La tortura fue el principal método represivo utilizado, funcionó también como un primer mecanismo de deshumanización que permitió la administración de los detenidos en los campos de concentración. Muchos de los detenidos permanecieron en esta situación durante meses e incluso años hasta llegar, en su mayoría, al asesinato. Las estimaciones oficiales de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) arrojan actualmente la cifra total provisoria de 800 centros clandestinos en el país.
Además, algunos CCD funcionaron como maternidades clandestinas, donde a las personas embarazadas se las mantuvo con vida hasta el parto; las niñas y los niños nacidos/as en cautiverio muchas veces fueron apropiados/as por familias cercanas a las fuerzas policiales, fuerzas de seguridad y fuerzas armadas.
Miguel Sánchez no fue, ni mucho menos, el único deportista desaparecido por la dictadura. Según la tercera edición de libro “Deporte, Desaparecidos y Dictadura”, de Gustavo Veiga (prologada por Claudio Tamburrini, ex arquero, filósofo, detenido en “La Mansión Seré” de la que logró escapar para exiliarse en Suecia), hubo 220 deportistas desaparecidos y desaparecidas que -tal fue su “delito”- además eran militantes políticos. En esta lista se encuentran 155 jugadores de rugby, 19 futbolistas, 13 ajedrecistas (entre ellos el periodista Rodolfo Walsh) y 2 jugadores de hockey; hay además basquetbolistas, nadadoras, boxeadores, ciclistas, tenistas, jugadores de vóley y hasta deportistas de disciplinas sin demasiado arraigo popular, como el tenis criollo y el andinismo. Claramente, no importaba la profesión, ni el hobbie, ni cualquier cosa que hacías; por el simple hecho de pensar distinto a los militares tu vida ya estaba corriendo un fuerte peligro. Incluso sin la necesidad de ser militantes, como fue el caso de Ernesto David Rojas, el wing izquierdo de Gimnasia y Esgrima de Jujuy que debutó en el torneo Nacional de 1970 contra Boca en la mismísima Bombonera. La Concentración Nacional Universitaria (CNU), grupo paraestatal de extrema derecha, lo fusiló el 18 de marzo del 76. Había viajado desde San Salvador a La Plata junto a dos hermanos y amigos que sí militaban. Lo acribillaron de todas maneras a balazos, tres días antes de cumplir 30 años.
La carrera de Miguel
Gracias a un reportaje hecho por los periodistas Ariel Scher y Victor Pochat para el diario Clarín, publicado el 10 de enero de 1998, la figura de Miguel volvió a tener repercusión en el país.
“Yo tenía referencias de la historia de Miguel y esperaba el momento que se cumpla un aniversario o tengamos más elementos para hacer la nota y promover la memoria. Venía el aniversario número 20 del día del secuestro y le pedí a Victor que se contactara con algún familiar. Lo consiguió, charló con la hermana y trajo más información de la que tenía. Yo tenía medio texto hecho, agregamos con ese medio texto y así salió”. Cuenta Ariel sobre el recuerdo y la idea del informe.
Se cree que el periodista italiano, Valerio Piccioni, conoció el caso de Miguel gracias a este reportaje; sin embargo, lo descubrió en un viaje que hizo a Argentina, donde leyó el libro “El terror y la gloria”, de Abel Gilbert y Miguel Vitagliano, donde hablan de la vida, el fútbol y la política en la Argentina del Mundial 78. “Precisamente en este libro leí diez líneas sobre Miguel Sánchez, y su dirección también estaba curiosamente registrada. Su historia me impresionó mucho, inmediatamente sentí empatía con ese joven que como yo amaba correr y escribir. Volví a Italia y empecé a buscar más información sobre su historia. Cuando regresé a Argentina al año siguiente, decidí buscar a Elvira, la hermana de Miguel. Después de un primer momento de desconfianza por su parte, empezamos a hablar…”, cuenta Valerio en una entrevista hecha por la periodista italiana Ylenia Politano.
Así fue que el 9 de enero de 2000, se inauguró en Roma “La Corsa di Miguel”, donde participaron alrededor de 3000 personas con el rostro de atleta tucumano en la parte delantera de sus casacas y el poema “Para vos atleta” en la parte posterior. La carrera contó con la presencia de Elvira, quien le entregó en mano la copa a los triunfadores Josep Saturlino y Simona Perilli. La carrera desde entonces siempre se ha desarrollado, sin interrupciones, en enero (coincidiendo con la fecha de la desaparición de Miguel), con la participación de un número cada vez mayor de atletas y simpatizantes, llegando al número de cerca de 9000 en 2017. Actualmente, el costo de la inscripción para la maratón del 2022 es de 15 euros.
Finalmente, a partir del 2001, “La carrera de Miguel” llegó a nuestro país; organizando por primera vez el evento el 11 de marzo de dicho año en la provincia de Buenos Aires. Actualmente se corre todos los años cerca de la fecha del 24 de marzo, día que se conmemora la Memoria, Verdad y Justicia. El verdadero salto fue en 2004, cuando la Carrera coronó su sueño y comenzó en el Obelisco, convirtiéndose en la carrera más importante de Buenos Aires, con una verdadera participación masiva (7900 inscriptos y más de 5100 llegados a la meta).
Por su parte, en Tucumán comenzó a organizarse a partir de 2005 y no dejó de realizarse nunca; la mayoría de las ediciones fueron en Bella Vista, aunque algunos años debieron cambiar la sede a lugares como Yerba Buena o Famaillá, por decisiones políticas.
Sin embargo, este evento fue replicado a lo largo del país, desarrollándose en Bariloche, Santiago del Estero, Mar del Plata, entre otros.
Homenajes
Afortunadamente, todavía queda gente interesada en seguir manteniendo vivo el recuerdo y la lucha de Miguel. Desde 2012, en la ciudad de Buenos Aires está la calle Miguel B. Sánchez que suplantó a Crisólogo Larralde desde Av. Del Libertador hasta Lugones y que es el camino obligado para llegar al Cenard (Centro de Alto Rendimiento Deportivo), que tiene su sede a la altura del 1050.
La Copa del Campeonato de Primera División 2013 de fútbol llevó su nombre y el 8 de enero se declaró como “Día Nacional de la Memoria en el Deporte”, establecido a través de la Ley 26990 aprobada por el Senado Nacional en 2014. La misma establece: “la inclusión en los respectivos calendarios deportivos de una prueba pedestre, bajo la modalidad que se determine, denominada “Carrera de Miguel”.