Ahora sí: ya te falta poco tiempo, ya se acerca Ciudadé
Triunfazo. Goleada. Exhibición. fútbol total. A cinco fecha, el santo encuentra su mejor versión, si la sostiene, que los demás tiemblen. Esto es San Martín.

¿Querías cumbia? Tomá. Bailá, bailá, como bailan los mendocinos, bailá como si fuera sábado a la noche y hubiera goleado el Santo, papá. Bailá porque no es un sueño. Es verdad: fue una fiesta del balompié, una exhibición del fútbol total, un festival de goles y golazos que reencuentran con el espíritu mismo de este Club, de este Pueblo Ciruja que no necesita más que un chispazo para encender la llama de la ilusión y prender fuego todo.
Po eso los bocinazos, los baúles abiertos con los parlantes de los autos a todo volumen. Suena La Mona y en La Quiaqueña nadie duerme, nadie se va a la casa, nadie se mueve. Ciudadela, barrio popular, Ciudadela de las alegrías que a veces se hacen desear, pero que cuando llegan, ay cómo llegan.
Que este equipo no trasmite nada es cierto, pero capaz que hoy movió el avispero, pateó el tablero, sacudió la modorra. Capaz que hoy se dieron cuenta lo que pueden generar, quizás hoy se hayan dado esa muestra de carácter que necesitaban para creérsela un poco, para darse cuenta que tienen puesta la camiseta más picante de la categoría, la más linda del mundo, que no tienen chance de vivir esto en otro lado, que están en el punto más alto de su carrera, que es hoy, que es ahora. Dénse cuenta y todos contentos.
Si hoy salió hasta el tiro de Mateo Acosta que venía con la pólvora mojada, por eso Sand recorrió toda la cancha para saludarlo, como diciéndole: “Bienvenido, goleador, te estábamos esperando”. Ya había mostrado signos de mejoría en Mar del Plata, cuando fue sacado injustamente para mantener en la cancha a Colazo y esta noche anotó el primero y condujo con maestría el contragolpe del segundo.
Del mediocampo improvisado por tantas bajas, no hay ni un solo punto bajo: Abregú, león, pulpo, omnipresente del rectángulo verde; Prokop, lagunero, pero brillante con su tiro libre de manual; Bucca, el crack que le cambia la ecuación al equipo cuando quiere; Verón, picante, rápido, imparable, mereció el gol, estuvo cerca dos veces.
Los de arriba, cumpliendo, los de abajo, sólidos y sin mucho trabajo, el arquero respondiendo cada vez que lo llamaron. Más que suficiente para redondear la mejor actuación del año. Es cierto que la vara estaba baja, pero también es cierto que veníamos esperando una actuación disruptiva, que ilusione en serio, pero en serio.
¿Con esto quiere decir que todo el mundo está de golpe convencido con este mismo equipo al que criticábamos hasta ayer? No, para nada, le quedan cinco exámenes más, pero aprobar el primero con nota altísima y ante un rival directo es algo por lo que no muchos apostaban y no está mal imaginar que en el momento más oportuno, San Martín encuentre su mejor versión.
Pasa que así como este equipo en otras fechas se había mostrado capaz de perder con cualquiera, incluso con los peores, ahora se mostró voraz, despiadado, ambicioso, convencido y, sobre todo, con ganas que es lo más importante y lo que más le faltaba, o parecía faltarle.
Entonces, si tiene ganas, si quieren, pueden. Si pueden, nos ilusionamos. Si nos ilusionamos, no hay quién nos pare. Acaso hay alguien que dude de cuánto lamentan en Isidro casanova que el que venga pechando de atrás sea San Martín ¿Ustedes no creen que los demás clubes preferirían que sean otros los rivales? No hace falta ni contestar eso.
Los rivales ven la roja y blanca acercarse y tiemblan, se esconden, huyen. El tema es que a eso mismo no lo hagan los jugadores propios. Ahí estará el desafío más importante de ahora en más: en estar a la altura del Club, de ponderar la camiseta, de honrarla con valentía, sin tibieza, sin apatía, haciéndose cargo que están en la institución más importante de la categoría. Tan sencillo como ser San Martín, ni más ni menos.
Los fundamentos futbolísticos mostrados hoy alcanzan y sobran para sostener expectativas altas, las dudas surgen por el temple de los jugadores, la incertidumbre de si podrán repetir o volver a mostrar una actuación a este nivel. No tardaremos en comprobarlo.
Mientras tanto, estas líneas, y cualquier análisis sesudo, chocan de frente contra lo único y verdaderamente importante: esta noche en Ciudadela nadie duerme, porque el Pueblo Ciruja está de fiesta, porque el Pueblo Ciruja es San Martín