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"Estoy acá, pero no he llegado": la cuarentena de Jerónimo en Tucumán

HISTORIAS DE ACÁ

Regresó de Europa la semana pasada por el casamiento de su hermana, pero la boda se ha cancelado y él no puede salir de su casa. Cómo se vive encerrado, qué ha visto en las calles de Barcelona y cómo fue el reencuentro con su madre y su padre.

Jerónimo Cipriani se mantiene aislado en su casa desde que llegó a Tucumán.





Jerónimo tenía fecha de regreso de Europa ya confirmada para estar presente en el casamiento de su hermana. El pasaje lo había sacado para volver a Tucumán antes de que se tomaran las medidas por el coronavirus. "Estuve viviendo en Barcelona y en Budapest. Volví a Tucumán y, ante todo lo que está pasando, de más está decir que la boda está cancelada".

Jerónimo es músico y hace tiempo que tenía ganas de viajar por el mundo: primero pensó en Estados Unidos, pero finalmente llegó a Barcelona hace un año. “Viajar era un plan dilatado y el año pasado, desde los últimos días de abril hasta diciembre viví en España. Y de diciembre a febrero, estuve en Budapest hasta el 4 o 5 de marzo. Por entonces no había ningún tipo de actitud diferente en la gente. Recién ahora está cambiando eso”.

“En Barcelona lo único diferente era ver a la gente caminando con barbijo en las calles. Fue cuando llegué a Ezeiza que empezó a cambiar todo. Todavía en el avión nos acercaron unos formularios y nos dijeron: ‘Van a tener que llenar un papel para bajar del avión’. Nos dieron el papel, lo llenamos, bajamos y un tipo en la manga recibía el papel. Eso fue en Ezeiza”.


Pero fue cuando puso un pie en el aeropuerto Benjamín Matienzo que Jerónimo tomó dimensión de lo que estaba pasando y tomó la decisión: “Sabía que tenía que hacer la cuarentena por una decisión personal. Desde que llegué, no salí nunca a la calle. Me buscaron mis viejos y tenían un barbijo. Me estaban esperando junto al médico que recibía a los recién llegados".

El médico me hablaba a un par de metros de distancia: él ya había hablado con mis padres, sabía que venía de una zona de riesgo. Me dijo: ‘Tenés que hacer cuarentena, esto no es opcional. Hacelo. Quizás no tengas un síntoma, pero es peligroso por los mayores. Te damos este número si tenés algún síntoma, mantenete ahí en casa, mantener la mayor distancia que puedas’”.

¿Cómo es la vida en cuarentena para Jerónimo? “Desde que llegué, no almorzamos juntos con mis padres. Yo comiendo con un plato en la mano, mi viejo en la otra punta. Cosas así. Me quedan ocho días de cuarentena. No llegué a tener aburrimiento: a veces, en la vida real, me siento más disgustado. Me gusta sociabilizar, me gusta estar afuera. Me siento un poco inquieto. Estuve grabando, trabajando en un disco. Me siento entusiasmado con eso. Mi vida es normal excepto que estoy encerrado. Estoy acá, pero no he llegado”.

¿Cómo se vive en las distintas ciudades por las que ha estado Jerónimo? “En Buenos Aires estuve unas horas con unos amigos. Todavía se hacían bromas, no había mucha seriedad. Un amigo me invitaba a parar en su casa, iba a ir pero pensé que por ahí no era seguro porque tenía una hija así que decidimos cancelar. Aunque no teníamos mucha idea de cómo debían ser las cosas creo que fuimos precavidos".

“Es muy lógico por cómo se ha expandido. A mis propios padres no he podido abrazar cuando llegué a Tucumán. No tengo síntomas ni nada. Pero nos saludamos con un saludo al aire, no queda otra. En Barcelona, en Budapest, en Buenos Aires o en Tucumán, las sociedades son iguales: hay responsables, hay irresponsables, hay paranoicos, hay gente que se lo toma con calma pero en serio. Por mi parte, espero que todo pase pronto. Hay cosas peores que la cuarentena".