"La Fábrica fue lo máximo": Vicky, el rey de la noche tucumana de los 90
HISTORIAS DE ACÁ
Víctor Figueroa fue el mítico Públicas del boliche más importante del norte argentino que hasta llegó a ser tapa de la revista Gente. Los famosos que iban, la salida en jeep a repartir tarjetas, y un repaso mágico a las noches inolvidables.

Vicky y Jugate con La Fábrica, la campaña a pleno.
- ¿Hola, Vic?
- Hola, ¿quién habla?
- Alfredo, del tucumano. Te estoy escuchando mal.
- Mirá que estoy afuera, ¿eh?
- Te llamo de nuevo.
- ¿Me llamás vos o te llamo yo?
- Te llamo yo.
- Dale, okey.
Vic es Víctor Figueroa. Pero nadie le dice Vic. Ni Vic ni Víctor. Nadie. “Todo el mundo me dice Vicky, quedó de aquella época. Pero antes que nada, contame cuál es la idea de la nota, ¿por dónde querés ir?”, pregunta este sábado que parece otro sábado, cuando le preguntaban a él por dónde quería ir, en cuál de los dos jeeps, con qué grupo de tarjeteros de La Fábrica, el boliche más importante de la década de los 90 en Tucumán. O al menos así lo dice Vicky. Para creerle, primero arranquemos.
- ¿Se extraña?
- Nooooooooo… Eran noches mágicas. Literalmente mágicas: no sabías qué te podía aparecer.
Vicky tiene 48 años y hace 30 tenía 18. Ganador desde el primer recreo, llegó a ser el Públicas de La Fábrica casi por casualidad: “Un amigo me dijo si quería arrancar y desde entonces no paré. Empecé en Monóxido, luego hice Metástasis y agarré La Fábrica. Fue el boliche más importante de los 90 en Tucumán sin dudas. Venían famosos después de los shows que presentaban en Tucumán. Hasta de la revista Gente vinieron a hacer fotos”.
Los gloriosos 90 son de neón, de patillas, de Palito, de calcomanías, de llaveros ovalados, de delantales firmados, de buzos al hombro, de Pic Nic, de Massera, de TicTacToe, de Sasor, de Rucafé, de Tarquino, son de Fido Dido, son el cartel de Seven Up de El Molino, el de Salvic.
Quizás ustedes no lo recuerdan porque eran muy chicos, pero los 90 de Tucumán eran tan 90 que hasta íbamos a patinar sobre hielo en Winner y los domingos a la noche se cerraba la 25 de Mayo para verse con la chica o el chico que habías conocido el viernes o el sábado. Eso sí: antes de ese fin de semana había una semana que empezaba el miércoles para Vicky, el arquitecto de todo lo que vendría unos días después: el viernes a la noche y el sábado a la noche.
“Antes el tucumano era muy boludo. Antes solo se podía ir al boliche en pareja. Fuimos los pioneros de solos y solas. Es decir, podías ir con tus amigos. De todos, La Fábrica fue el boliche que más nivel tuvo. Lo que no me gusta de aquella época, ahora que tengo 48 años, es que antes se discriminaba mucho en todo los boliches: Bulldog, Metástasis, Gasoil, New York City y nosotros también. Errores que se cometen”.
Después de la reflexión más seria de Vicky, llega el miércoles a la tarde de aquellas semanas. Vicky agarraba su agenda telefónica, veía las chicas que cumplían años esa semana, chicas a quienes conocía de la salida de los colegios. Las llamaba al teléfono fijo y le hacía la gran pregunta: “¿Querés que organicemos tu fiesta?” Y así lo hacía: “La fiesta no era en el boliche. Primero le comprábamos la torta, organizamos un té a la tarde con las amigas y recién ahí les dejábamos las tarjetas para que vayan al boliche”.
“Las tarjetas se las repartían los miércoles: hacíamos públicas en Café 25 y Rucafé, nos conocían muchos, se acercaban los chicos y las chicas, muchas chicas de 5to año. La edad de La Fábrica siempre fue entre 18 y 25 entre las mujeres, y entre 20 y 30 años entre los varones. Era otra manera de hacer públicas, todavía tengo la agenda. No había internet ni nada, y teníamos que salir a la calle. Hacíamos relaciones públicas realmente”.
- Hola, ¿quién habla?
- Alfredo, del tucumano. Te estoy escuchando mal.
- Mirá que estoy afuera, ¿eh?
- Te llamo de nuevo.
- ¿Me llamás vos o te llamo yo?
- Te llamo yo.
- Dale, okey.
- Nooooooooo… Eran noches mágicas. Literalmente mágicas: no sabías qué te podía aparecer.





