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Antes del final: Horacio Ferreyra, presente

45 AÑOS / NUNCA MÁS

Estudiaba Arquitectura y vivía en la calle Crisóstomo Álvarez al 800, donde fue secuestrado. Junto a su compañero Rolo Fuentes compartieron la confección de la maqueta del proyecto de ampliar el estadio de Atlético para el Mundial 78. El relato de su amigo.

Horacio, el tercero de izquierda a derecha. Foto: gentileza de Rolo Fuentes.





Antes del final de su amigo Horacio Ferreyra, Rolo Fuentes recupera el aire y hace una pausa entre las montañas de Neuquén, desde donde habla con el diario El Tucumano para recordarlo este 24 de marzo: “Me vine de Tucumán en el 76, ya recibido de arquitecto,  carrera que cursè con las interrupciones de la época, cuando a veces no habìa clases en semanas y también demorada por el servicio militar”.


Horacio Ferreyra, compañero de Fuentes, fue detenido-desaparecido desde el 28 de abril de 1977, había compartido con él durante largas noches en la planta alta de un garage, después de las clases de la Facultad, la ejecución de la maqueta del proyecto  ligado al Mundial de Fútbol de Argentina 1978, vinculado al Club Atlético Tucumán y que representaba motivo de orgullo para una familia como la de Ferreyra, Decana de corazón sin igual.


“El Ente que dirigía Lacoste barajaba en el 74 a Tucumán como subsede del Mundial 78. Luis Tanoni,compañero de facultad,  recibe el encargo de hacer la maqueta del proyecto de ampliación del  estadio de Atlético. El responsable del proyecto que era el  arquitecto Tito Conta, contacta a Tanoni quien llama a Horacio Ferreyra, para ser co-partìcipe del trabajo: ‘Entre dos no vamos a poder, lo llamemos a Rolo’. Ahí entro yo y, además, lo llamamos a mi hermano Daniel, también estudiante de arquitectura.. Nuestro trabajo fue durante  varios meses arriba de ese garage, en la casa de Luis Tanoni.  Todas las noches trabajando en una maqueta del estadio que nunca se construyó. Íbamos a la facultad y a la noche compartíamos en ese lugar de trabajo”.


La amistad de Horacio Ferreyra y Rolo Fuentes había nacido en el 67, cuando un joven Rolo llegó desde Catamarca a estudiar a Tucumán: “Yo vivía en 24 de Septiembre al 700 y Horacio, a la vuelta, en Crisóstomo Álvarez. Compartíamos muchas horas. O estábamos en su casa o en mi pensión. Éramos muy compinches, hemos compartido mucho, por poco no estuve en el parto de su hija Irene. Seguíamos escribiéndonos asiduamente hasta que, viviendo ya en San Martín de los Andes, me enteré de la noticia en el 77”.


Mientras habla con el diario el tucumano a la distancia, Rolo Fuentes se interrumpe por el pasar de los autos por la ruta cercana a San Martín de los Andes, desde donde habla. Cierra los ojos y, recuerda, que la primera sospecha de que algo había pasado fue de la esposa de Horacio Ferreyra, quien va a buscarlo a donde èl estaba estudiando con otros compañeros, y no estaba “Horacio fumaba, creo, Parliament. Y sus cigarrillos y el encendedor estaban sobre la mesa de estudio. Y no podía haberse ido a tomar un café sin los cigarrillos ni el encendedor Carusita que siempre llevaba”.


Antes del final, Rolo Fuentes recuerda a Horacio Ferreyra como un gran amigo, reservado con él en cuanto a su militancia política, a excepción de días antes del 1 de julio de 1974, el día que murió Juan Domingo Perón: “Horacio trabajaba en el estudio del arquitecto Prioris cuando se estaba construyendo el hotel Metropol en la calle 24 de Septiembre, en cuyo subsuelo estaba el estudio de Prioris. Viene Horacio y me dice si lo podía reemplazar, que él necesitaba viajar a Buenos Aires a despedir a Perón”.


“Sé que también trabajaba en la Dirección Provincial de Construcciones Escolares donde también lo hacía mi hermano Daniel. Horacio, como era egresado de la escuela Normal, tenía su título de Maestro y trabajó como maestro de los soldados en el regimiento local. Puteaba cada vez que tenía que ir a dar clases, ya que la rigidez  del horario de clases,  entorpecía algún programa mejor;  pero era trabajo y no podía prescindir de él”, sonríe Rolo, compañero de ruta de Horacio desde el cursillo de Ambientación del 67 hasta la despedida.


“Yo nunca he militado, a diferencia de Horacio.  Cuando comía en el comedor universitario que estaba en  la calle Muñecas, frente a la escuela Normal,  sí he participado en asambleas, lo mismo que en asambleas en la facultad. De lo político partidario sé que tenía simpatía por el peronismo.  El Horacio que conocí era el amigazo que un día vino a mi casa, en Catamarca, cuando unos tíos míos cumplieron 50 años de casados en La Rioja  y sin ningún empacho fuimos a esa fiesta”.


“Tengo una anécdota con él que no la olvido más: estábamos en Catamarca y cuando yo visitaba a mi familia, mi abuela me invitaba a almorzar. Estando con Horacio fuimos los dos. El menú  que había preparado era pastel de novia. Después de comer, llenos, nos fuimos caminando a mi casa. Y Horacio me dijo: ‘Te tengo que contar algo, Rolo. Odié toda la vida el pastel de novia porque mi vieja lo solía hacer y nunca le salía bien. Pero te juro que nunca comí algo así como lo que hizo tu abuela’. Y era así,: su madre, Cuca, era una mujer muy agradable, pero en la cocina no se destacaba, y nos reíamos con Horacio de esa anécdota mientras volvíamos a mi casa”.

*Los restos de Horacio Ferreyra fueron identificados el 15 de noviembre de 2012 por el Equipo Argentino de Antropología Forense en las fosas comunes del cementerio de Tacanas, Tucumán.