"Hay una lágrima sobre el teléfono": el gesto de un tucumano y una llamada que espera
HISTORIAS DE ACÁ
La vida misma ha pasado a través del teléfono a disco que hoy es considerado una reliquia: están quienes los quieren arreglar porque les trae un recuerdo inolvidable, o porque que les parece hermoso como objeto. Hay una respuesta: "Yo lo arreglo".

Teléfonos a disco.
"Hoy no me llamó, qué pasará, por qué esta vez no me llamó / Estoy pendiente del teléfono y no, esto me empieza a preocupar / Qué le sucedió, tal vez no pudo escapar de su prisión / Hay un misterio qué le apresa el corazón y no la deja respirar / ¡Suena el teléfono y voy como loco a su encuentro! Tengo la boca reseca y estoy sin aliento / “¡No! ¡No!, equivocado, no es aquí señor” / Hay una lágrima sobre el teléfono, sobre mi corazón".
Nacido en Tucumán, hijo de doña Fortuna Martínez Paz, el Paz Martínez le dio vuelta al apellido materno como al disco de un teléfono y, entre sus más célebres composiciones musicales, escribió y canta: “Una lágrima sobre el teléfono”, el tema de Una voz en el teléfono, la telenovela argentina más exitosa de todos los tiempos, capaz de paralizar los corazones en cada capítulo, con un drama y una voz, con el personaje de Lautaro Lamas interpretado por Raúl Taibo y, del otro lado del teléfono, Ana Oromi, el personaje de Carolina Papaleo.
Centenials al margen del tema por haber nacido a partir de 1997, hay otra generación que sabe y recuerda al detalle lo que era meter el dedo índice en el disco del teléfono y marcar un número todavía sin el cuatro por delante, números de seis dígitos en Tucumán: llamados al amor de la vida, o a un taxi, o a un familiar, o a un amigo, lágrimas derramadas en silencio o sonrisas por hermosas noticias recibidas a través de ese tubo pesado.
La vida misma ha pasado a través del teléfono que hoy es considerado una reliquia para muchas personas, que los quieren arreglar, que les trae un recuerdo, que les parece lindo como objeto, varones y mujeres que solo deben cerrar los ojos por un momento y recordar cómo jugaban con el cable espiral rulo entre los dedos libres o, si no tenían teléfono en su casa, correr a lo de una vecina o implorarle al dueño del bar que le quitara el candado.
“Hay una lágrima sobre el teléfono”, canta el Paz Martínez, quizás una canción que resume a los 90 como toda una época y que ha dejado grabada la melodía en tucumanos y tucumanas que veían la novela que llegaba a través de Canal 9 Libertad, televidentes o no que, ahora, en los últimos días han buscado en las redes sociales actuales, en los grupos de barrios, una pequeña gran pregunta: “¿Alguien sabe quién arregla estos teléfonos?”
Es aquí, en esta parte de la historia, cuando aparece Luis Esteban Sofran, de 33 años, hijo de Luis Eduardo Sofran, pionero en telecomunicaciones en Tucumán, en los ingenios, en las colonias, en hoteles de Las Termas, y quien todavía conserva un cuarto en su casa con cables de cobre, pistas, piezas de metal, discos sueltos, engranajes y los tubos de los teléfonos que marcaron una época. Es Luis Esteban, quien aprendió el oficio de su padre y quien tuvo un gesto noble con una mujer que buscaba una solución para su teléfono y le dijo: “Yo lo arreglo”.
“Tengo 33 años y trabajo desde los 11. Mi viejo sí, él fue pionero en telecomunicaciones. El oficio lo aprendí de él. Me dediqué a eso. Ahora hago obras eléctricas, informáticas, pero le contesté a esta chica para ofrecerme a arreglarlo porque son teléfonos que andan para toda la vida. No creo que consiga a nadie más que repare esos teléfonos”, le cuenta Luis a el tucumano.
“Hay gente a la que le gustaría hacer arreglar ese tipo de teléfonos. También está la movida vintage. Son teléfonos analógicos, son muy mecánicos, no tienen nada electrónico. Son teléfonos de movimiento, de engranaje. Repararlos en sí no es difícil. Pero si no conocés, no vas a tener idea. Por ejemplo: la parte más fuerte es el disco que cuenta con un contacto. El teléfono trabaja por pulso, es un conteo de pulsos que hace el teléfono sobre la línea, los pulsos tienen una cadencia de tiempo. Por ejemplo, el número 1 es un pulso, el número 2 son dos pulsos. Es un sistema que aún hoy comparte con los porteros viejos. Y si te vas más atrás, el telégrafo trabaja también por pulso”.
Con una sonrisa cuando piensa en los candados puestos en aquellas reliquias que parecen volver ahora como una resistencia al paso del tiempo, Luis explica: “Como es un teléfono mecánico, tenías que impedir que el disco girara y por eso le ponías el candado en el número 1 así bloqueabas todo el resto de los números”.
Nacido en Tucumán, hijo de doña Fortuna Martínez Paz, el Paz Martínez le dio vuelta al apellido materno como al disco de un teléfono y, entre sus más célebres composiciones musicales, escribió y canta: “Una lágrima sobre el teléfono”, el tema de Una voz en el teléfono, la telenovela argentina más exitosa de todos los tiempos, capaz de paralizar los corazones en cada capítulo, con un drama y una voz, con el personaje de Lautaro Lamas interpretado por Raúl Taibo y, del otro lado del teléfono, Ana Oromi, el personaje de Carolina Papaleo.
¿Cuántas llamadas en espera han quedado en el pasado? ¿Cuántas veces hemos esperado que sonara aquel llamado que nunca llegó? ¿Cuántos hermosos recuerdos y noticias se nos vienen a la mente cuando vemos a ese aparato universal que todavía tiene sus piezas sueltas en el rincón de un cuarto en una casa de Tucumán? “Hace poco le decía a mi viejo qué íbamos a hacer con todo esto, pero no quiere saber nada con tirar las cosas. Hay mucha nostalgia, hay una vida de trabajo”. Hay una voz en el teléfono...
