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"Es muy triste": La capilla más antigua de Tucumán y del NOA está a punto de derrumbarse

PELIGRO

El monumento declarado histórico data de (por lo menos) 1797, y está en una locación por donde habría transitado San Francisco Solano en 1595 misionando. El poblado histórico de Villa Chicligasta pide restauración urgente.

Iglesia nuestra señora de la Candelaria.





Villa Chicligasta es una comuna del departamento Simoca que es considerada una de las poblaciones más pobres de todo el país, a causa de la alta tasa de desempleo. La lejanía con una urbanización más grande, la dificultad para acceder a un transporte público, la sequedad de sus tierras y la falta de Estado presente generan que este lugar sea un trampolín de escape para todos aquellos jóvenes que pueden abandonarlo.

Sin embargo, hay algo que mantiene unida a la población de la villa: la Virgen de la Candelaria. La patrona del pueblo se celebra cada año los días 2 de febrero, en unas fiestas patronales que llaman a personas de toda la provincia a este paraje prácticamente inhóspito. 

Cuando termina dicha procesión y su respectiva fiesta, la imagen de la virgen regresa a la capilla Franciscana, una de las más antiguas (si no es la más) de todo Tucumán, que data de 1797, aunque se estima que antes de su edificación ya San Francisco Solano había edificado una en 1595, convirtiendo este lugar en un espacio rural cargado en historia, que, además, es considerada para muchos historiadores como la capilla (actualmente iglesia) más antigua del NOA, si se piensa la edificación fundada por San Francisco Solano que habría estado en su lugar antes.

El hecho de que dicha capilla sea considerada un espacio histórico hace que sus edificaciones sean prácticamente intocables. Pero ahora una grieta que es cada vez más ancha ha causado el temor y el miedo en los habitantes que ven peligrar la única edificación que le da alegría y esperanza al pueblo en bautismos, casamientos, comuniones y por sobre todo, en celebraciones de la virgen de la Candelaria cada 2 de febrero.

En 1943 dicha edificación, ubicada frente a la pintoresca plaza de los sulkys (que siguen siendo el principal medio de transporte de la zona), fue declarada como monumento histórico, y hace 5 años un equipo de arquitectos y estudiantes de la universidad había comenzado un trabajo de restauración.
“La capilla está ubicada frente a la plaza principal del poblado, se destaca su arquitectura de época en el entorno: blanca con cubierta de tejas coloniales. Parados en ese espacio a modo de atrio, conformado por la prolongación del techo y flanqueado a la derecha por la torre y a la izquierda por la prolongación del muro, lo primero que observamos fue la fecha inscripta en el dintel de la entrada: 1797; pero lo más seguro es que esta fecha corresponda a alguna remodelación del templo, no a su efectiva construcción, que seguramente se dio mucho antes. La puerta de acceso de gruesa madera maciza, cortada y tallada a hacha, habla por sí misma de la edad del edificio”, declaraba el arquitecto Rodolfo Loberza para Los Primeros en 2016.

“Es muy triste ver que nuestra iglesia del pueblo Villa Chicligasta esté tan deteriorada con un vallado de caña para que no pase la gente por ahí por peligro de derrumbe de su pared. Supuestamente la comuna no puede tocar nada porque no lo permite por ser un monumento histórico, solo ellos se tienen que hacer cargo y ver el trabajo que hay que hacer. Es una lástima que año a año se va abriendo más la grieta que tiene la pared de la torre de nuestra iglesia, nuestra patrona la Virgen de la Candelaria, construida en 1797 según la historia”.

A pesar de que muy pocas personas del lugar tienen señal en sus teléfonos celulares, son varios los habitantes de la villa que han compartido este pedido de una vecina, angustiada por la situación en la que está envuelta este monumento histórico.

Con respecto a la restauración que había iniciado en el 2016, Claudia Hernández, la catequista de la Villa que se encarga junto a su tía Teresa y algunos vecinos a mantener la limpieza y el orden de la capilla, le comenta a eltucumano.com que no fue viable y que solo duró tres meses: “Ese proyecto quedó suspendido prácticamente, porque nos rompieron todo, nos desmantelaron el baño, solamente cambiaron tirantes del techo. No hicieron nada más. Esa grieta siempre ha estado, nomás que muy pequeña. Ahora ya ha tomado toda la torre”.

Y la grieta que parece haberse profundizado durante el otoño, ya presenta un problema de gravedad no solamente para la historia del pueblo y del edificio, sino que también para los vecinos del lugar:

“A la iglesia la cerramos en abril, no hace mucho. Tuvimos la fiesta patronal en febrero, con todos los cuidados, estaba la grieta, pero no tan pronunciada. Con los movimientos sísmicos que hubo se abrió más, y ahora que presenta un peligro de derrumbe se pusieron unas cañas al frente para que la gente entienda y no pase. Desde la comuna ya mandaron una nota pidiendo a monumentos históricos para que vengan a arreglar y vengan a ver, el delegado (Mario Castro) más que eso no puede hacer, porque es algo histórico y no lo pueden tocar”.

Visitar la iglesia Nuestra Señora de la Candelaria, es una experiencia mágica que va más allá de la religión, pues dentro de ella confluyen la arquitectura guaranítica con la europea, en asientos y aberturas que han sido tallados hace más de 300 años, perdurando hasta la actualidad (por ahora).



La venerada imagen de la Virgen de la Candelaria.