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"Peor San Valentín no se puede": el joven tucumano que vivió una noche para el olvido

CORAZÓN ROTO

Luis tiene 32 años, trabaja en un call, salió a las apuradas del trabajo, tenía planes especiales para el lunes a la noche, pero todo fue en vano.

Se quedó con las ganas el galán.





El 14 de febrero fue una de las noches más esperadas para miles de tucumanos: muchos no salieron el fin de semana para agasajar al otro, a la pareja, al novio, a la novia, al amante, al que conocieron hace poco.

Uno de ellos es Luis C., un joven de 32 años que trabaja en un call center, cumplió su trabajo, voló hasta su departamento en barrio Sur, empezó con los preparativos para la noche especial, pero de a poco todo empezó a fallar.

“Había quedado con una chica en vernos el lunes. Nos conocemos hace poco, pero como nadie está en algo serio y no habíamos quedado con nadie más, el domingo nos mensajeamos, quedamos en pedir algo rico para comer y ver algo en Netflix”, relata este martes a la mañana a eltucumano, en un break.

Las cosas comenzaron a complicarse cuando la cita le indicó que estaba demorada y que no encontraba un Uber. “Eran las 22.30 más o menos y yo ya había pedido la cena por PedidosYa. Me imaginaba que iba a haber demora, pero no tanta”, agrega.

Sin pétalos de rosa en la cama ni velas, pero sí con la música de Lila Downs y luces bajas en su living, la cita de Luis, de quien no revela el nombre, le canceló: “Disculpa, gor, no llego. Lo dejamos para otro día, bb. ¿No te molesta?”.

“Ni siquiera le contesté en el acto. Ya estaba bañado y cambiado y pensé que era una ocasión especial para conocer mejor a alguien, pero no se dio. Lo que más me molestó fue que me avisara sobre la hora que no venía y encima la comida no llegaba (lomo al verdeo con puré). Tenía un vino, pero ni lo tomé. Me sacó”.

Luis había realizado la compra con tarjeta de crédito y lo único que quería era cancelar el pedido mientras llamaba por tercera vez al lugar para el reclamo. Me dijeron que habían entregado mi pedido, pero a mí no me llegó nada. Cuando estaba por pedir otra cosa para comer (un combo), Luis supo que el delivery se había confundido de edificio y lo dejó al lado.

“Eran las doce de la noche, ya no tenía ganas de nada. Seguía con hambre, pero estaba muy embolado con toda la situación. Si saben que es una noche donde todo el mundo pide, por qué no contratan más gente. Tengo un montón de amigos que esperaron una banda su pedido y a una amiga ni siquiera le llegó”.

Pasada la medianoche, finalmente sonó el timbre del segundo piso. “Disculpá, amigo, hoy no nos dieron las manos”, le dijeron. Luis subió con el matambre ya frío y remató la noche: “No se me conectaba el wifi de Claro y tuve que ver algo hasta dormirme compartiendo los datos de mi celular en la compu. A la comida le pegué una calentada y el resto me quedó para esta noche. De la chica no supe más nada todavía. Si está leyendo la nota, le mando un beso. Ya era. Debe haber más tristes. Pero para mí, peor San Valentín no se puede”.