"Es como un mensaje subliminal": desmiente ser viajero del tiempo, se hace llamar Tori y explica su arte
Hace dos semanas se encuentra de visita en Argentina y despliega un curioso show en distintos semáforos. Hace unos días, llamó la atención de todos en las redes. ¿Quién es?

Deivy Gómez y su particular disfraz de Tori.
Hace poco menos de una semana, la presencia de una persona en inmediaciones de la Maternidad, vistiendo un extraño disfraz, llamó la atención de propios y extraños que circulaban en horas de la siesta por la zona del Monumento al Bicentenario, en la capital tucumana. Muchos relacionaron el atuendo al uniforme que usaban los médicos que combatieron la peste negra. Por esta razón, hubo quien se animó a tildarlo como un “viajero del tiempo”. Sin embargo, todas las primeras hipótesis estaban equivocadas y fue el propio protagonista de aquel recordado e inquietante momento, quien rompió el silencio para contar toda su verdad.
Su nombre es Deivy Gómez Rodríguez. Nació en Colombia y tiene 24 años. Es biólogo y artista circense, y hace poco más de dos semanas que llegó a Argentina para recorrer distintas provincias. “Mi idea era quedarme unos dos días en Tucumán, pero después conocí a más personas y terminé quedándome dos semanas más”, cuenta Deivy al comienzo de la charla con eltucumano.com. Luego, se refiere a la noticia que le dedicamos desde este diario: “Con la noticia la gente me reconocía y me apoyaba más en el semáforo”.
Con su particular disfraz y su máscara, diseñados por él mismo, el joven colombiano aclara que responde a un personaje que quiso llamar Tori, ni más ni menos que “pájaro” en japonés. El origen nipón que dio a su alter ego tiene que ver, específicamente, con un detalle: la procedencia del juguete que utiliza para hacer malabares en los semáforos. Se llama buugeng, nombre que al ser desglosado mezcla al arte y a las artes marciales.
El disfraz de Tori solo consta de dos colores: blanco y negro. Deivy explica el porqué. “Lo que trato de representar con los dos colores, es el ying y el yang y el diseño es también alusivo a los antiguos samuráis”, dice. “Al juguete lo elegí porque no todos lo conocen y la gente se sorprende cuando me ve con él, más con el traje que uso. En Colombia soy uno de los pioneros, hace más de ocho años que lo utilizo”, explica sobre la primera impresión que ofrece a su público.
En cuanto al significado de su arte, el colombiano es un poco más profundo. “Es como un mensaje subliminal, con eso de la dualidad. Mientras hago mi show voy cambiando las partes negras y blancas y lo veo como el equilibrio de la vida, donde hay cosas buenas y malas, dentro de lo bueno hay cosas malas y dentro de lo malo hay buenas cosas también. En un ámbito más general, mi idea es alegrarles la vida a las personas porque vienen estresadas de su rutina, de sus trabajos, sacarles una sonrisa es mi meta y mi objetivo”, asegura.
Deivy ya no se encuentra en Tucumán. Se encuentra de viaje, camino a Tierra del Fuego. Tiene pensado volver entre julio y agosto para volver a sorprender a los tucumanos con nuevos trucos de su buugeng. ¿Lo viste en algún semáforo?