"Había secuestrado a una niña": hace 121 años el Ucumar fue atrapado en Tucumán
Después de que un salteño asegurara ante todos los medios nacionales que se encontró con el mítico hombre-mono en el monte, recordamos cuando la policía tucumana atrapó al "Ucumar" a principios del siglo pasado.

Imagen Ilustrativa.
Este jueves portales de noticias de toda la Argentina se han llenado de un titular más que llamativo: un salteño aseguró haberse topado con un “Ucumar”. Esto, acompañado de las imágenes de una suerte de hombre-mono, ha llevado a cientos de personas a buscar de qué se trata este ser aparentemente mitológico, que habría sido divisado muy cerquita de Tucumán.
Según la literatura mitológica, este hombre oso es representado desde hace siglos en distintos grados de hibridación: algunos lo toman un oso de baja estatura, feo y peludo, con ligeros rasgos humanoides, y otros aseguran que se trata de un hombre bestial, totalmente cubierto de pelos, larga barba y frente angosta. La leyenda del Ucumar asegura que el macho rapta niños y mujeres y los lleva hacia el monte, mientras que la hembra sería la encargada de seducir hombres para el mismo fin, es decir, raptarlos.
En este caso reciente, es un hombre que vive en Pasteadero Chico, una zona rural de Metán (Salta), el que asegura que se ha topado con el mismísimo hombre mono en un sembradío: “Pensé que podría ser alguna vaca o caballo, o ladrones que entran a robar choclos, por eso agarré mi linterna y me fui hacia ese sector, en medio de una oscuridad total. Los perros estaban asustados y regresaron de inmediato. Cuando alumbré hacia adelante quedé completamente aterrado porque ahí estaba esa cosa, era como un gorila grande, peludo y color oscuro”, confesó el salteño para El Tribuno. “Iba caminando a paso lento, era muy robusto, miró hacia donde yo estaba y ahí le vi los ojos rojos. Luego se metió al monte".
A sabiendas de las burlas que conlleva su historia, el hombre juró que no mentiría semejante cosa: "Yo le aseguro que he visto a esa bestia peluda, como un mono grande, de unos 1,70 metros de altura".
A pesar de que muchos han querido explicar que el mito del Ucumar es propio del norte de Argentina, Bolivia y parte de Perú, lo cierto es que a raíz de que se hiciera público el relato de este hombre, se supo que en la última década se han denunciado un total de 33 avistamientos del ser entre Rosario de la Frontera y Metán, es decir, muy cerquita de nuestra provincia.
Esta es la información que nos lleva a preguntarnos… ¿Se vio alguna vez a un Ucumar en Tucumán?... Buscando en las redes, se puede encontrar rápidamente un artículo del 2019 del historiador tucumano Carlos Paez de la Torre, publicado en La Gaceta. Aquí, saca a la luz una publicación de la revista “Caras y Caretas” del día 7 de septiembre de 1901, o sea, 121 años atrás. En la misma, se habló del secuestro de una niña que acompañaba al Ucumar en el monte tucumano. En esa época, la policía pudo atrapar al ser, “este curioso individuo, que viste ropas de cuero y usa utensilios y armas ofensivas y defensivas de la que usaban los hombres primitivos, ha sido cazado (sic) por la Policía en el campo del señor Napoleón Paz, en Las Cuchillas”, describía el artículo.
Según el relato, este hombre-mono vivía en el bosque y jamás nadie lo había visto. Quizás lo más impactante del relato tiene que ver con la adolescente de 13 años que acompañaba al ser descripto como un “salvaje”, jovencita que vestía ropas de cuero, como él: había sido raptada dos años antes por el Ucumar, cuando era una niña de once años. Se llamaba María Natividad y era hija de un tucumano llamado José Agustín Silva, vecino de La Ramada, en Burruyacu. Después de detener al “salvaje”, María Natividad fue devuelta a su familia. Lo curioso, es que de hecho el Ucumar tenía nombre y apellido, y lejos de ser un humanoide era un ser humano. Se llamaba Pedro Ocampo, y vivía como un salvaje hacía muchos años, después de haber salido de la cárcel.
Si bien muchos relacionan la presencia del Ucumar al oso llamado de la misma manera (también conocido como el oso de anteojos), otros tantos consideran que puede tratarse simplemente de personas (hombres, sobre todo), que viven en los montes, de manera nómade, como pasó hace más de un siglo con Pedro Ocampo, nombrado en una de las publicaciones más famosas de la época como “El Ucumar”.
Fotografia de Pedro Ocampo tras su detención.