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Expulsión de los Jesuitas: un día como hoy, pero de 1767, el decreto se ejecutaba en Tucumán

Efemérides

En 1580 la Compañía de Jesús se establecía en nuestra provincia. Pese a su expulsión, el legado aún persiste y sus ruinas pueden ser visitadas en Tafí del Valle, La Cocha y Lules. Conocé la historia.

Las ruinas jesuitas en San Isidro de Lules. Foto: Ente Tucumán Turismo.-





Los primeros Jesuitas llegaron a Tucumán en 1580 y se establecieron en lo que fue el primer asentamiento de San Miguel de Tucumán. Tras décadas de convivencia, en 1767 la Corona Española decretaba la expulsión de los jesuitas de todo el territorio Hispanoamericano. Y, un 7 de agosto de ese mismo año, el decreto se ejecutaba en Tucumán y los jesuitas eran expulsados de nuestra provincia.

Qué paso

Como explica Historia Hoy, la llamativa expulsión cobra nuevos significados si se lo considera como tan sólo uno de los síntomas de una inmensa enemistad que venía gestándose desde hacía siglos. Porque la Compañía de Jesús, ciertamente, no era algo nuevo. La orden había sido creada casi 250 años antes, en 1534, por Ignacio Loyola y en 1540 sus promotores, imbuidos por el espíritu de la Contrarreforma, lograron conseguir el favor del Papa. Marcados por su empuje, su perfil intelectual y su predisposición activa para ir a donde fueran necesitados, rápidamente se transformaron en un arma de evangelización de gran efectividad. Establecieron universidades por todo Europa y, ganando favores de diferentes coronas, fueron capaces de establecer misiones en lugares tan diversos como India, Japón, China y América, continente en el cual se transformaron en una de las órdenes más influyentes.

En lo que respecta a su relación con la monarquía española, las misiones jesuíticas se llegaron a transformar en un inmenso aliado, especialmente en las zonas de frontera. Desde 1568 habían empezado a desembarcar miembros de la organización en toda América, destacándose el trabajo que llegarían a hacer en la zona de Paraguay. Allí, además de educar y evangelizar a cerca de 100 mil indígenas, los jesuitas llegaron incluso a formar milicias y actuar como una barrera protectora frente a los avances de los bandeirantes portugueses.

Esta relación entre los jesuitas y la corona, aparentemente idílica, sin embargo, empezó a deteriorase hacia mediados del siglo XVIII. Se suele citar como principal disparador del problema al “Motín de Esquilache” – una serie de revueltas producidas en 1766 en España en contra de las reformas impulsadas por el marqués del mismo nombre que se acusó a los jesuitas de organizar – pero hoy queda claro que, si bien catalizó la expulsión, detrás de todo esto había fuerzas más importantes operando.

En esta época, como prueban las expulsiones de los jesuitas de Portugal en 1759 y de Francia en 1764, el sentimiento antijesuita era una tendencia europea. Así, con el ascenso al trono de Carlos III, ferviente antijesuita, en 1750, se empezó a gestar un cambio. Purgó a los jesuitas, antes tan presentes en la corte española, y les quitó muchos de los privilegios que les habían sido concedidos. Finalmente, con los antecedentes europeos y con la excusa de los desmanes de 1766, avanzó en su contra y los expulsó. Todo, con el fin de acrecentar su control y demostrar su poderío frente a la Iglesia.

De este modo, el rey Carlos III, en 1767, firma la “Pragmática Sanción”, una orden que dictaba la expulsión de los jesuitas de todos los dominios de la corona de España. Seis años más tarde, en 1773, el papa Clemente XIV decreta la supresión de la Compañía de Jesús.

En la primera etapa de expulsión en Tucumán, se produjo el embargo de sus bienes (edificios, estancias y objetos) ubicados en San Miguel, Tafí, San Javier, Raco, Vipos, Lules y San Pablo. El capitán de milicias, Fernández Cornejo, fue el encargado de cumplir la orden. Luego se procedió a expulsar a los miembros de la compañía.

Las propiedades se las puso, en su condición de bienes "temporales", a cargo de un organismo que se denominó Junta de Temporalidades. En cuanto a los sacerdotes, fueron capturados y trasladados en carreta a Buenos Aires.

El legado Jesuita en Tucumán, hoy

En la provincia hay distintos sitios en los que se puede visitar el legado jesuita. Uno de ellos son las Ruinas de San José del Monte de Lules, formadas por una antigua capilla y un convento, que datan del 1670. Allí funcionó el primer colegio público de la Argentina. Actualmente, en la antigua sacristía, funciona el museo.

La visita puede continuar por La Cocha, en donde se encuentra la Iglesia de San Ignacio de Loyola, que conserva antiguas imágenes de la época.

Otro de los sitios está en Tafí del Valle, donde se encontraba la estancia jesuítica construida en 1716 y donde hoy funciona el Museo y Capilla de La Banda. Por último, se halla el circuito Casco Histórico, integrado por la Iglesia y Convento San Francisco, que posee elementos destacados para la historia de nuestro país, como la segunda Bandera Argentina.

Tafí del Valle, donde se encontraba la estancia jesuítica construida en 1716 y donde hoy funciona el Museo y Capilla de La Banda. Foto: Ente Tucumán Turismo.

Iglesia de San Ignacio de Loyola, que conserva antiguas imágenes de la época. La Cocha. Foto: Ente Tucumán Turismo.