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Un día como hoy, pero de 1685, San Miguel de Tucumán se fundaba por segunda vez

Aniversario

Hace 338 años, la capital tucumana se trasladaba desde un lugar llamado Ibatín hacia La Toma. El primer español en llegar y los motivos del desplazamiento. Conocé la historia.

Foto: Municipalidad de San Miguel de Tucuman.-





Hace 338 años atrás, un 29 de septiembre de 1685, San Miguel de Tucumán se trasladaba desde su lugar originar, Ibatín, hacia “La Toma”, su ubicación actual. Es por eso que hoy se celebra el “Día de la Ciudad”, o el “cumpleaños” de la capital tucumana.

Repasemos su historia

En 1550, el español Diego de Rojas llegó a la provincia por los Valles Calchaquíes. En ese entonces, la región estaba poblada por tres naciones diferentes: los indios Diaguitas, los Tonocotés y los Lules.

En 1565, arribó Diego de Villaroel con la orden de fundar la ciudad. A unos 40 kilómetros de la actual capital se encuentra un lugar llamado Ibatín y fue allí en donde, el 31 de mayo de ese mismo año, se realizó la primera fundación de “San Miguel de Tucumán y Nueva Tierra de Promisión”.

En 1685, se reubicó la ciudad en un sitio llamado “La Toma” (actual emplazamiento), cercano al margen derecho del Río Salí en donde Fernando Mate de Luna la fundó por segunda vez. 

A lo largo de los tiempos coloniales, Tucumán fue el eje demográfico, económico y comercial del Río de la Plata y era la ruta obligada hacia el Alto Perú. 

En 1816, en San Miguel de Tucumán, tendría lugar un hecho trascendental para nuestra historia como Nación. El 9 de julio de ese año, en la casona de doña Francisca Bazán de Laguna, conocida hoy como Casa Histórica, los representantes de la mayoría de las provincias que habían formado parte del Virreinato del Río de la Plata, reunidos en Congreso General, declararon la independencia de los reyes de España, que con el tiempo y algunos desprendimientos, conformarían la actual República Argentina.

Luego de la Independencia, la capital de Tucumán se desprendió de su raíz norteña y la cultura adoptó un perfil metropolitano y universalista, para convertirse en centro comercial, industrial y cultural. 

¿Por qué se trasladó desde Ibatín hacia La Toma?

El traslado de la ciudad comenzó a tratarse en 1678, cuando el gobernador Juan Diez de Andino escribió al rey Carlos II. En la misiva explicaba los problemas que las aguas del río del Tejar causaban en gran parte del "centro urbano", destrozando edificios e inundando las calles.

Sin embargo, a pesar del desborde del río, otras cuestiones para la mudanza de la capital fue la económica ya que los mercaderes sufrían ataques aborígenes cuando viajaban por el camino que pasaba por San Miguel de Tucumán viniendo de los valles y que continuaba hasta Santiago del Estero.

 Los comerciantes, entonces, comenzaron a pasar por el llamado "Camino del Perú", que llevaba a los viajero por Esteco, Choromoro y Tapia, sin pasar por San Miguel de Tucumán, con lo cual la ciudad quedaba a trasmano, provocando, según el gobernador, que el comercio cayera. 

Las razones detalladas por Diez de Andino fueron aceptadas por el monarca, que el 26 de diciembre de 1680 expidió la Cédula Real que autorizaba el traslado de la ciudad a La Toma, lo que hoy se conoce como el casco histórico de la ciudad.

En 1681, Diez de Andino fue reemplazado por don Fernando de Mendoza y Mate de Luna, un noble de Cádiz. Durante los tres años siguientes, el Cabildo discutió la posibilidad de mudar San Miguel de Tucumán, algo que para algunos era inviable, debido a la falta de dinero para tal empresa, las bondades de Ibatín y la dificultad de trasladar edificios como la Matriz o el convento de San Francisco. Por otro lado, no se contaba con "maestros de arquitectura", había muy escasos esclavos, y los indios eran pocos y dispersos en los feudos.

 Todas estas cuestiones llevaron a pensar en una "reparación" de la ciudad y no una mudanza. Pero a pesar de esta idea, en 1864 la capital de la provincia tuvo un año difícil azotada por una plaga de langostas, una larga sequía y la rotura del molino que provocó la escases de la carne. Además, el Cabildo fue abandonado por su deplorable estado por lo que se pasó a sesionar en casas particulares. A todo esto, debe sumarse el constante traslado de personas a La Toma, lugar al cual la ciudad llegaría el siguiente año.

 El 4 de julio de 1685, dado el "estado miserable" de San Miguel de Tucumán, se pidió al gobernador que hiciera efectiva la Cédula Real de la mudanza, la cual fue habilitada el 18 de agosto por Mate de Luna, que dispuso el traslado al sitio señalado.

Luego de llevar el "Árbol de la Justicia", donde se ejecutaba a los malhechores, y el Real Estandarte, símbolo de la autoridad del monarca, el 29 se ofició "la misa cantada con sermón y los demás oficios divinos", en homenaje al patrono. La refundación fue al fin llevada a cabo, no por españoles, sino por personas nacidas en Tucumán.