"Súper 25", "Casa Tía" y "Limpito": la fascinante historia de los grandes supermercados de Tucumán
La boligoma con aroma a chicle globo, las góndolas de bonobón, el Súper de la Ciudad, las cajeras de siempre, los brillitos, las sucursales icónicas y sus dueños. Pasen y lean cómo nacieron y qué les pasó a los templos de los changuitos llenos. VIDEO | Por Arq. Gabriela Neme

Súper 25, el Súper de la Ciudad.
La nostalgia es un sentimiento que está a flor de piel entre los tucumanos ya que el tiempo no es capaz de borrar ciertas vivencias marcadas a fuego en la memoria individual y colectiva. Esos recuerdos se convirtieron espontáneamente en nuestro patrimonio vivo e inmaterial, que no necesita de ninguna declaratoria que lo proclame como tal. Por eso aquellos lugares como las tiendas y supermercados que formaron parte de la vida cotidiana, durante la segunda mitad del siglo XX, siguen latentes. No solo eran comercios en donde ir a proveerse de todo lo necesario para vivir, sino que visitarlos significaba sumar experiencias inolvidables.
Cuántos niños y niñas habrán suplicado a sus mamás que les permitan acompañarlas a “la casa TIA” para tener la suerte de que les compren alguno de los pequeños juguetes que se empaquetaban en las ansiadas bolsitas de cumpleaños o quizás poder elegir alguna golosina de las góndolas colmadas, que daban ganas de sumergirse adentro. Cuando el presupuesto lo permitía, circunstancia que con suerte solo ocurría una vez al mes (y siempre después del día de cobro del sueldo de mi mamá), llegaba mi pedido del ansiado paseo, pero con la advertencia de: “Elegís una cosa y nada más”. Cuanta presión sentía por aprovechar la chance de hacer la mejor elección entre ese mar de productos. Pero siempre iba por mi sección preferida: la de librería para sumar algún marcador flúor, boligoma con aroma a chicle globo o quizá una regla ese líquido espeso en el que flotaban brillitos. Otras veces me ganaba la tentación y el afortunado era ese bombón de chocolate relleno con una almendra envuelto en un papel dorado como el oro, cuyo nombre se perdió en mi memoria y que lamentablemente ya no se fabrica.
Estos pequeños tesoros se encontraban en las góndolas redondas dispuestas a manera de islas, un concepto comercial innovador que introdujo esta tienda al organizarse en áreas: librería, cotillón, bazar, alimentos, entre otros. Las sucursales de TIA S.A. (Tiendas Israelíes Asociadas Sociedad Anónima), ofrecían todos los productos bajo un mismo techo y a precios fijos, además de ser los más bajos de la ciudad. Esta empresa abrió su primera tienda en CABA en 1946 y años después instaló sucursales en nuestra provincia. En un momento se ubicó en un local de calle Buenos Aires primera cuadra, tiempo después en la esquina de Muñecas y San Martín. Sin embargo, tuvo su origen en Praga en 1920, como una cadena de supermercados llamada Te-Ta. Tras expandirse a Yugoslavia y Rumania, y con el advenimiento de la Segunda Guerra Mundial, sus fundadores se vieron obligados a emigrar a tierras americanas estableciéndose en Bogotá e iniciando operaciones allí en 1940.
Hasta entonces tiendas se especializaban por cada rubro, así que lo novedoso fue introducir el concepto de supermercado, creando un almacén en el que el cliente encontrara todos sus requerimientos sin necesidad de ir a otros comercios, similar a los existentes en Europa Central. Asimismo, esta incorporación comercial fue beneficiosa al favorecer el desarrollo de las industrias nacionales de países sudamericanos como Colombia, Argentina, Uruguay y Ecuador que se trasformaron en soporte para el desarrollo de esta organización, lo que posibilitó el surgimiento de pequeñas empresas que se convirtieron en importantes exponentes de la manufactura local.
En la actualidad, TIA S.A. está en Ecuador y Uruguay; mientras que en Argentina fue vendida a la cadena francesa de supermercados Carrefour en 1999. En 2009 Carlos de Narváez y su hermano Francisco, nietos de uno de los fundadores, compraron a Carrefour la marca TIA. En 2020, Francisco de Narváez adquirió la filial argentina de Walmart quedando afuera este nombre pero los hipermercados finalmente se bautizaron como Híper ChangoMÁS.
En paralelo a esta tienda, van surgiendo emprendimientos tucumanos que a poco a poco desplazaron al almacén de barrio para dar lugar a un nuevo concepto comercial: el supermercado. Se impusieron como una solución a las mujeres que dejaban su rol como amas de casa y salían a la calle a trabajar, por lo que necesitaban practicidad al ofrecer todos los productos agrupados, sin necesidad de desplazarse por distintas tiendas. El más recordado es el Súper 25 (previamente cadena Supercoop) que nació en 1965 con una primera sucursal en la planta baja de los Mitroblocks de Av. Sarmiento esquina 25 de mayo (de aquí el origen de su nombre). Fue propiedad del grupo empresarial Grandes Proveedurías del Norte, integrado por varios socios como el Dr. Mario Eberle, las hermanas Madkur, el Sr. Bestani y como presidente Alberto Yapur, quien además tuvo la concesión de la desaparecida confitería del Lago en el Parque 9 de Julio. Esta empresa también creó “Patio 25”, el primer patio de comidas de Tucumán, en 1992 que contaba con 9 locales y se ubicaba en la esquina de Av. Sarmiento y 25 de mayo en diagonal al súper, pero sobrevivió durante un corto tiempo.
Las sucursales del Súper 25 se fueron multiplicando en distintos puntos de la provincia como en Yerba Buena: una sobre Av. Aconquija y Lobo de la Vega y otra llegando al Mástil de Av. Solano Vera; en San Miguel de Tucumán en: Laprida al 500, Santiago y Corrientes, Av. Belgrano y Lucas Córdoba, Av. Juan B. Justo, Av. Belgrano al 3200. Llegó a su apogeo a fines de los ´80 y principios de los ´90 con casi 1200 empleados hasta que quebró en 1999. La continuidad de su recuerdo quizás se deba en parte gracias a la supervivencia de los vestigios de la sucursal de la esquina de San Martin y Balcarce, abandonada desde el cierre definitivo hace casi 25 años y congelada en su funcionamiento por problemas legales. Todavía se pueden ver en sus deterioradas fachadas las cartelerías con su clásico slogan: “El súper de la ciudad”.
Similar destino y recuerdo tuvo “Limpito”, el sitio favorito para encontrar todos los productos de limpieza necesarios para el hogar. Aún conserva la cartelería con su inolvidable logo del “monito” en la que fue una de sus sucursales más importantes en calle Muñecas al 500, y donde hoy funciona un gran estacionamiento. Otra locación estaba en Av. Mate de Luna casi Ernesto Padilla, al lado de lo que fue la Cootam. La empresa fue comandada por Joaquín Ordeñana, quien a fines de los ´80 tuvo la idea de implantar el primer shopping de la provincia en Yerba Buena, que solo contaba con pequeñas galerías comerciales como Edelweiss y Los Troncos. Por entonces los centros comerciales recién estaban apareciendo en Argentina con las aperturas de los shoppings Sur, Soleil y Unicenter en Buenos Aires, y el Córdoba Shopping en la capital cordobesa. El proyecto que incluiría locales comerciales, un supermercado Limpito, patio de comidas y un cine-teatro para 200 personas, quedó trunco porque en ese mismo año se desató un proceso hiperinflacionario que hizo desistir a sus inversores. Años después el grupo empresarial fue vendido y terminó quebrando produciéndose así el cierre de esta cadena de supermercados. Similares destinos tuvieron otros emprendimientos tucumanos como Super Uasuf, por calle Junín, cerca del Mercado del Norte o la Tienda Lozano, en 24 de septiembre al 600.
Lamentablemente, con los albores del nuevo siglo y los efectos de la globalización llegaron los grandes hipermercados ofreciendo precios más bajos por lo tanto resultó muy difícil la competitividad a las empresas locales, que inevitablemente cayeron una a una en la quiebra finalizando el Siglo XX.
Estos lugares marcaron toda una época en la historia del comercio tucumano y forman parte de nuestro patrimonio perdido que marcó la vida cotidiana y que aún sigue vivo. Esta nota es una invitación a viajar en el tiempo, encender los recuerdos de quienes pudieron transitarlos y compartir sus anécdotas más felices.
Súper 25:

Casa Tía:
Limpito: