"Estaba llena de vida": quién era y qué soñaba Vanesa Pérez, la joven que llora todo Simoca
Cinco días después de la muerte de Vanesa Pérez en Simoca, una exhumación y una nueva autopsia revelaron algo aterrador: su muerte fue producto de asfixia mecánica. La frase horrorosa del principal sospechoso tras su muerte.

El martes, un puñado de simoqueños se manifestó frente al edificio del Poder Judicial de Monteros. Pedían celeridad en el caso que conmueve a la comunidad desde el 30 de diciembre del 2023: la muerte de Vanesa Pérez.
Un sábado previo a la Noche Vieja, una vecina del barrio Alfonsín recibió el aviso más inverosímil de la expareja de la simoqueña: “Vení a verla a la Boluda de Vanesa que se ahorcó”.
La historia ya se ha difundido en diversos medios de comunicación: fueron cinco días los que transcurrieron entre la muerte de Vane y la exhumación de su cuerpo para una nueva autopsia, lo que determinó la detención de su expareja, el cambio de carátula, y una investigación en curso sobre un presunto femicidio. Esto, mediante una denuncia de su familia, representada por el abogado Benjamín Núñez Arévalo.
Sin embargo, la intención de esta crónica es poder quitar el estigma de ser un simple número, detrás de la historia una mujer cuya vida ha terminado de la manera más trágica. Porque ella era mucho más que una víctima que se sumaría al inmenso listado de muertes por femicidio que tiene Tucumán.
Vane era la mayor de cuatro hermanos, tenía 32. En el año 2005, cuando tenía apenas 14 años, su madre falleció, y según confesó su hermano Fabricio para esta nota, de alguna manera y siendo todavía una niña, ella comenzó a suplir ese rol tan fundamental en la vida de sus hermanitos menores: “Se ocupó de criarnos, bañarnos, mandarnos a la escuela, tener la ropa limpia, hacía los quehaceres, cocinarnos, y aun así nunca descuidó sus estudios, siempre se formó, estudió, buscó proyectarse un futuro tanto a largo como a corto plazo” expresó.
La simoqueña fue mamá adolescente, y volvió a convertirse en madre hace dos años. Hoy son esos dos niños de 13 y de 2 añitos los que quedaron huérfanos de madre, tal cual le sucedió a ella en su propia adolescencia. Trabajadora y enérgica, Pérez era auxiliar docente en su ciudad y en una comuna monteriza. También trabajó para su municipio. Era solidaria y sociable en exceso. Una sonrisa amigable siempre para todos sus vecinos y su familia.
Alrededor de 10 años fueron los que la joven estuvo casada, para separarse hace algunos meses, aproximadamente en marzo del 2023. Un tiempo después se cruzaba con quien se convertiría al día de la fecha en el principal señalado como responsable de su asesinato: “Salieron unos cinco meses, pero desde noviembre supe que estaba todo mal”, nos contó Fabricio para este artículo de eltucumano.com.
Un mes antes de la muerte de Vane, un 27de noviembre, Fabri recibió una llamada de ella en donde le contaba que había sido golpeada por su pareja y que no la dejaba salir de su casa. Inmediatamente se dirigió a ese domicilio, muy cercano a su casa paterna: “Con mi hermano Adrián fuimos y le golpeamos la puerta hasta que el padre de él intercedió para que la deje salir. Le advertimos que no queríamos ni toleraríamos que vuelva a pasar, pero no quisimos hacer más problemas porque mi hermana tenía la presión muy alta. Ellos al principio en los primeros meses parecía que estaban bien. Sin embargo, ese día nos enteramos de que todo estaba mal. El tipo la acosaba, le saltaba el portón, ahora que ella no está nos enteramos cosas peores. Resulta que ese 27 de noviembre ella le confesó a una amiga que la había asfixiado con la almohada. Otro testigo reveló que una vez la arrastró con su auto a ella y a la bebé”.
El acusado, según señalaron testigos, era desempleado. Durante algún tiempo habría conducido un camión perteneciente a su patrimonio familiar, pero habría tenido demasiado tiempo libre a disposición: “El insistía mucho cuando ellos se separaban, no la dejaba tranquila, la hostigaba. Me entero ahora de que la amenazaba con la bebé, que amenazaba con prenderle fuego a la casa”.
El día antes de la muerte de Vanesa, ella había ingresado al hospital de Simoca por una situación de violencia: “Los médicos que la atendieron, después constatar que ella había sufrido violencia, dejaron un informe escrito de todos los golpes y marcas. Dejaron asentado que ella no quería realizar la denuncia por estar bajo amenaza porque la tenía miedo por su bebé y la casa. Los policías debieron haber actuado de oficio o resguardarla, pero no pasó. En la policía también quedó todo, ahí expresan que no quiere denunciar por la misma situación”.
El día siguiente, el sábado en que la fatalidad llegó a su vida, un testigo aseguró que vio a Vane sentada en el hall de su casa, mientras el sospechoso la apuntaba violentamente en la frente con el dedo índice. Otro vecino lo vio llegar alrededor de las 16:40 aproximadamente, tan solo unos 20 minutos antes de correr a mentirle a la vecina que “la boluda” (como la llamó) se había quitado la vida.
"Mi hermana estaba llena de vida y de planes"
Lo que no se esperó, probablemente, fue que otro vecino lograra reanimarla mediante RCP, pero Vanesa volvió a quedar sin signos vitales de camino al hospital. “No daba ni la altura de la cucheta, ni la posición, ni nada para decir que fue un suicido. Ella estaba llena de vida y con muchos planes. Quería edificar en el fondo de su casa, quería comprarse una moto, ya había comprado todo para pasar el 31 con mi papá, tenía un turno para llevar a su bebé al pediatra el 2 de enero. En un primer momento como vieron comida descompuesta y pastillas en su casa dijeron que ella estaba en un estado depresivo y que por eso había tomado esa decisión. No saben que la heladera se le quemó en un último corte de luz y que EDET la acababa de arreglar unos días antes, pero mucha comida ya se le había echado a perder. Y los calmantes y pastillas todos eran recetados del hospital del día anterior por los golpes”.
Cuando se conoció a nivel local la noticia de Vanesa, una multitud de gente se presentó en el domicilio. Entre ellos, un oficial que sería familiar directo del acusado, y un comisario que estaba suspendido por una causa de violencia de género. Los dos estuvieron en la escena del crimen, pese a que no era ni correcto ni legal.
“Hubo muchos malos procedimientos, y si no nos movíamos se iba a quedar en la nada, nunca se iba a hablar de esto. Queremos que la justicia actúe, que se aclare todo, que haya justicia por mi hermana. Todos los que hicieron un mal procedimiento o actuaron de mala manera que lo aclaren y paguen por sus errores. Quiero agregar que debe haber concientización sobre la violencia de género, que las autoridades actúen mejor cuando una mujer va a denunciar, más si están amenazadas, que no pase esto nunca más. Que no haya una Vanesa más ni en Simoca ni en ningún lugar”.
La situación económica de la familia de la víctima es complicada. Por eso, vecinos y amigos abrieron una cuenta para poder recaudar el dinero necesario para el abogado y el proceso judicial.
El pasado martes se dio la preventiva de seis meses a del trabajo de la fiscalía a cargo de Fabián Assad, y la prisión preventiva la dictó el juez Claudio Hernán Aybar.
Se esperan avances en las pericias a teléfonos celulares, testimonios y pruebas de ADN.