Pa’Ladrar Fino: la murga tucumana que combina música, teatro y crítica social
Escucharlos en vivo es una experiencia que va más allá del espectáculo. Sus shows interpela, emociona y genera un vínculo con el público. Su puesta en escena atrapa desde el primer momento y su estilo, inspirado en la murga uruguaya, se ha convertido en un sello distintivo dentro de la escena tucumana.

Pa’Ladrar Fino: la murga tucumana que combina música, teatro y crítica social.-
La historia de este grupo de artistas comenzó en Pangea, un bar cooperativo de San Miguel de Tucumán. Ahí, Carlos Seleme, su fundador, fue moldeando su identidad artística. "Pasé por la percusión, el canto y el teatro, pero encontré en la murga una forma de reunir todo lo que soy", cuenta. Fue en ese bar donde escuchó por primera vez a Agarrate Catalina, una de las murgas más reconocidas de Uruguay. Ese sonido lo marcó y le mostró que la murga podía ser ritmo, canto, política y comunicación al mismo tiempo.
El camino de Pa’Ladrar Fino arrancó en 2017, cuando un grupo de artistas decidió formar una murga desde cero. Con el impulso del músico uruguayo Jesús Fernández, quien brindó talleres de murga y canto en Buenos Aires, comenzaron a ensayar y a encontrar su propio estilo. Lo más difícil, recuerda Carlitos, fue construir la grupalidad: definir una identidad, sumar nuevas voces, armar la batería y, sobre todo, aprender a trabajar en conjunto.
Desde el inicio, la murga tuvo un objetivo claro: interpelar a la sociedad desde el escenario. Sin embargo, evitaron caer en una postura política partidaria. "Siempre tuvimos claro que no queríamos reproducir discursos políticos cerrados, sino abrir preguntas, generar debate y sumar miradas", explica Seleme a Fabricio Nicastro Torres, periodista de Meer.com.
Esas discusiones también se dieron hacia adentro del grupo. “Nos planteamos si debíamos usar lenguaje inclusivo en nuestras canciones. Nos preguntamos si eso acercaba o alejaba al público, pero entendimos que la murga podía ser un ‘caballo de Troya’: el humor es clave para transmitir cualquier mensaje". Incluso el nombre del grupo nació con humor. "Sentíamos que cantábamos como perros ladrando, pero quisimos hacerlo con estilo. De ahí salió Pa’Ladrar Fino", recuerda.
Tras la pandemia de 2020, la murga presentó un show que abordó temas como la realidad tucumana desde una agencia de turismo ficticia y la Educación Sexual Integral (ESI), un tema candente en el país en ese momento. Para desarrollar sus espectáculos, el grupo investigó y se informó para poder transmitir mensajes con fundamento. En lugar de confrontar, buscaron plantear preguntas y abrir el debate. "Nuestro desafío como artistas es dejar más preguntas que respuestas", sostiene Carlitos.
Pa’Ladrar Fino se organiza de manera horizontal, trabajando en comisiones para componer letras, diseñar vestuarios y coordinar la puesta en escena. Su primer show con vestuario propio fue un punto de inflexión. Desde entonces, se consolidaron como una de las expresiones culturales más genuinas de Tucumán.
La murga es mucho más que un género musical: es una herramienta para decir lo que se piensa sobre la sociedad, para comunicar a través del arte. Y Pa’Ladrar Fino lo hace con pasión, con humor y con la certeza de que la música puede ser un motor de cambio.