Hourcade, por favor, perdón… y gracias
RUGBY
El tucumano que hizo crecer al rugby argentino anunció que dejará el cargo como entrenador de Los Pumas el próximo sábado, luego del partido contra Escocia.

Foto: diario Clarín.
Desde hace varios meses que la frase de un periodista viene dando vueltas y vueltas por mi cabeza: “Los porteños son como los chiquitos malcriados. Tienen un juguete que no usan, tirado y maltratado, pero cuando se lo regalás a otro, ellos lo quieren de nuevo”. Palabras precisas para describir lo que ocurre en el rugby argentino, con una UAR que estaba destruida post mundial de Francia 2007, llegaron tres mandatos de gente del interior (dos del tucumano Luis Castillo y uno del rosarino Carlos Araujo), acomodaron las cosas y ahora todo se vuelve a dar vuelta.
A fines de 2013, Daniel Hourcade se hizo cargo de Los Pumas en medio de un enorme incendio que había dejado Santiago Phelan, con un equipo que no se sabía a qué jugaba. Pero el comienzo del Huevo no fue allí sino cuando lo fueron a buscar a Europa en 2009 para que reacomodara el rugby argentino y se hiciera cargo del inicio de Pampas XV, formando jugadores jóvenes y haciendo crecer la base.
Así fue como llegó el primer título con ese equipo, en 2011, ganando la Vodacom Cup de manera invicta y mostrando un juego nunca antes visto por un equipo argentino, con dinámica y destreza pura. Cuando Hourcade tomó Los Pumas, lo hizo con la intención de acomodar las cosas. Pero claro, Daniel es tucumano, bien del norte, y nunca había vestido la celeste y blanca como jugador, y eso no se lo perdonaron nunca, sobre todo la prensa porteña.

Poco a poco Los Pumas del Huevo comenzaron a mostrar un juego distinto a lo que estaba acostumbrada la gente. Claro, con Phelan a la cabeza, daban más ganas de dormir que de otra cosa, pero ahora no. Aparecieron triunfos históricos, como la goleada a Francia de visitante, o las dos victorias ante Sudáfrica, en casa y fuera de ella, o el partido ante Australia, ganándole luego de 30 años.

Los Pumas vienen jugando mal desde hace, por lo menos, un año y medio. El scrum no funciona, el line no coordina, los ataques son imprecisos y pocos profundos, los contragolpes ya no son letales. Todos esos errores, que no habían tenido los Jaguares, volvieron a tener Los Pumas. “La responsabilidad es absolutamente mía”, dijo el Huevo tras la derrota ante Gales el último sábado, pero no es tan así.
Hourcade le dio una identidad al rugby argentino. Hourcade hizo que la maldita frase, “derrota digna de Los Pumas”, sea dejada de lado, con un equipo que siempre intentaba jugar de la mejor manera, animándose a salir del fondo con la pelota en las manos y no revoleándola y dándole protagonismo al rival. Hourcade ayudó a que se armara una base enorme que hoy cuenta con más de 90 jugadores listos para lo que los necesiten, triplicando en esa cantidad a los que había antes de 2009 cuando lo fueron a buscar. Hourcade se va con una pálida imagen y en el medio de críticas y pálidas estadísticas, pero aun así se convirtió en uno de los entrenadores más importantes de la historia de Los Pumas, le guste a quien le guste. Así que Huevo, por favor, perdón… y gracias.
