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El gōlem argentino

OPINIÓN

Javier Milei, el monstruo creado por banqueros, empresarios y los medios, parece fuera de control y amenaza con destruir el país. Por Antonio Leone.


Cuenta una leyenda que en el siglo XVI un rabino de Praga creó un hombre de barro, el Gōlem, para salvar a la comunidad judía de la ciudad. Dice el relato que, tras la desaparición de un niño cristiano, la población acusó a los judíos que vivían en la capital checa de haberlo secuestrado para asesinarlo y utilizar su sangre en los sacrificios que realizaban durante la Pascua. Se trataba de una acusación falsa, típica de los "libelos de sangre" que sufrieron los judíos desde la Edad Media. 

Esto terminaba invariablemente en la deportación o muerte de los judíos. Ante el peligro inminente, Rabbí Löw, gran rabino de la comunidad, decidió construir un ser artificial, de barro y piedras, un Gölem, por medio de un antiguo ritual; para defender a los judíos. Cuando cobró vida, el ser recibió la orden de encontrar al niño, cosa que hizo rápidamente demostrando así la falsedad de la acusación y salvando a la comunidad judía. Pero la leyenda no termina allí. El Gōlem siguió creciendo y se transformó en un ser monstruoso que cobró muchas vidas de cristianos y judíos y el rabino debió recurrir a otro complicado ritual para quitarle la vida al monstruo.

La moraleja de la leyenda es que nunca debes recurrir a un monstruo, ni siquiera para defender tu vida, porque los monstruos suelen destruir a sus creadores. Tanto el Gólem de Praga como la criatura de Frankenstein, un relato mucho más moderno, resultan defectuosos y, al final, ingobernables, convirtiéndose en un castigo contra sus creadores. Pero hay quienes nunca aprenden, no ya en cabeza ajena, ni siquiera en la propia.

Así llegamos a la segunda década del siglo XXI, cuando los empresarios y banqueros más poderosos de Argentina crearon su propio gōlem para defender sus privilegios y prebendas. El “soplo de vida “de los medios concentrados puso en movimiento a Javier Milei, ayudado por la pobre gestión e inacción del gobierno de Alberto Fernández.

Probablemente, el propósito inicial de la instalación de Milei haya sido correr a la derecha los límites del discurso político y reinstalar en nuestro país discusiones hace tiempo saldadas, tales como la justicia social, los derechos humanos, el carácter delincuencial de la dictadura y hasta los derechos de los trabajadores consagrados por el artículo 14 bis de la Constitución Nacional, siendo está enumeración solo a título de ejemplo, porque estos sectores pretenden retroceder a la Argentina más de cien años.

Pero el Göllem creció y acabó con los candidatos del poder económico, primero Horacio Rodríguez Larreta y luego Patricia Bullrich.

Fuera de control, o lo detenemos o el monstruo destruirá la Argentina.